Hasta fines del año pasado, poco antes de que se cumplieran dos años de la invasión rusa y del inicio formal de la guerra en Ucrania, los países centrales de Occidente aseguraban que Moscú podía ser vencida en el terreno militar sin involucrarse directamente en el conflicto. Las victorias que Rusia ha ido acumulando en los últimos meses en el terreno los han obligado a cambiar radicalmente el chip. Las más altas autoridades de la Unión Europea (UE) ya no dudan en apoyar el ataque directo a territorio ruso, aun a riesgo de una confrontación directa con Moscú, y el presidente francés, Emmanuel Macron, ha vuelto a poner sobre la mesa su planteo de despachar soldados al frente. Todo ello en el marco de un aumento descomunal del presupuesto de defensa y de una retórica belicista de una virulenc...
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