El reconocimiento, uno de los más importantes y prestigiosos del mundo, es una invitación a volverla mirada a la obra de una voz indispensable de la literatura uruguaya.
Era una mañana como todas en el barrio de Les Corts, en Barcelona, cuando un conjunto de periodistas comenzó a agolparse en la puerta de un edificio de la calle Numancia. El nombre de Cristina Peri Rossi sonaba fuerte entre las candidatas a recibir el premio Cervantes. La escritora, con un asma crónico que arrastra «como una condena, metáfora de un tango», recién había despedido al médico que le hacía una visita de rutina cuando recibió el llamado de Miquel Iceta, ministro de Cultura de España, para comunicarle que era la nueva ganadora del mayor premio literario en lengua española. La noticia no tardó en atravesar el Atlá...
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