Un golpe en el ojo derecho - Semanario Brecha

Un golpe en el ojo derecho

Más que jaquear un liderazgo, la segunda peor votación del Partido Colorado en su historia parece marcar un retroceso de los discursos sobre seguridad pública especialmente centrados en soluciones punitivas.

Bordaberry y Coutinho. Foto: Leandro Rodríguez

Fue el padre de la reconstrucción y ahora del derrumbe. Después de la peor votación del Partido Colorado (PC) en 178 años de historia, Pedro Bordaberry salió a la intemperie y creó junto a su alfil más fiel, el intendente de Salto Germán Coutinho, Vamos Uruguay (VU). En las elecciones de 2009 pareció revertirse la debacle de 2004, con su magro 10 por ciento, cuando el partido de los Batlle alcanzó el 18 por ciento.

Pero cinco años más tarde el PC se ubica en el segundo peor registro de su historia. El 12,9 por ciento de los votos que recibió representa apenas 299 mil votos, casi 100 mil menos que en 2009. La magnitud del desastre es palpable: el Mpp que fue la lista más votada del Frente Amplio obtuvo por sí sola 50 mil votos más que todo el pc.

En el Interior el panorama es aun más desolador. Salvo en Salto, donde Coutinho es intendente, el Partido Colorado quedó condenado al tercer lugar. Para peor, en el departamento naranjero donde Vamos Uruguay tuvo su primera semilla allá por 2007 el Frente Amplio duplicó al Partido Colorado. En Rivera, el otro bastión colorado donde Batllistas de Ley se impone a VU, los colorados quedaron terceros a casi diez puntos del FA.

Con el desplome el PC perdió una banca en el Senado y cuatro escaños en la Cámara de Representantes. VU mantiene el liderazgo interno con 187 mil votos y mantendrá tres senadores en la próxima legislatura. El que pagó la debacle en la Cámara alta fue Batllistas de Ley, ya que perdió el sillón de Tabaré Viera. De todas formas, el sector minoritario aumentó en 12 puntos porcentuales su votación en la interna. La otra posibilidad de festejo que tenía el PC también quedó por el camino: la votación para bajar la edad de imputabilidad quedó lejos de las previsiones iniciales y sólo el 46 por ciento colocó la papeleta del Sí.

Después de una derrota tan contundente, era previsible que Bordaberry viera cuestionado su liderazgo. Las primeras críticas llegaron por la forma en que se procesó la derrota. Eran sin embargo críticas que arrastraban cuestiones de fondo.

El domingo a la noche, en la sede partidaria de la rambla del Buceo, luego de reconocer que el resultado no había sido el que esperaba, Bordaberry decidió dar su apoyo personal a Luis Lacalle Pou. También convocó al Consejo Ejecutivo Nacional (cen) para que el partido decidiera (o no) un respaldo orgánico al Partido Nacional.

Si bien su decisión personal había obtenido el apoyo de los diputados Fernando Amado, Fitzgerald Cantero, el senador Ope Pasquet, el ex presidente Julio María Sanguinetti, el ex vicepresidente Luis Hierro y el ex canciller Didier Opertti, al otro día otro fue el cantar. El diputado Fernando Amado y otros referentes de Batllistas de Ley cuestionaron la decisión porque entendieron que coaccionaba indirectamente al partido. También Bordaberry fue criticado por no pisar la sede del partido en la calle Martínez Trueba, y realizar un anuncio de semejante índole sólo en el comando de campaña de Vamos Uruguay. En el cen finalmente se definió un apoyo previsible a Lacalle Pou, no sin acusaciones de deslealtad entre la dirigencia de VU. El dirigente pachequista Alberto Iglesias terminó renunciando al organismo por considerar que la decisión de Bordaberry era un atropello a la orgánica colorada.

Pero los cuestionamientos a la forma eran sintomáticos de diferencias de fondo. En Batllistas de Ley siempre se culpó a Pedro Bordaberry por no ensanchar el partido; por no darle espacio a un ala más de centro que ampliara la oferta electoral y asemejara al PC al viejo partido catch all de “Pepe” Batlle. El estilo pedrista nunca terminó de conformar a la dirigencia de Propuesta Batllista (Proba), que por lo bajo sostenía que tenía ciertos visos de “autoritarismo” y “exclusivismo”.

La conformación de un binomio presidencial exclusivo de Vamos Uruguay pareció darle la razón a esa visión del ala minoritaria del pc, que a ojos de los dirigentes más afines a Bordaberry no militó lo suficiente. En ese panorama, la dirigencia de Batllistas de Ley fue la primera en cuestionar directamente el liderazgo de Bordaberry. El senador Tabaré Viera sostuvo en En Perspectiva (de El Espectador) que en el Partido Colorado se abre “un proceso de reflexión y autocrítica, y necesariamente tendrán que sobrevenir cambios y liderazgos nuevos. Es evidente que (con el liderazgo de Pedro Bordaberry) no alcanza, tendrá que seguir trabajando, pero no alcanza”.

Y en esa lógica de no ampliar la oferta, el error que se le achaca a Bordaberry es haber mirado al electorado sólo con el ojo derecho, mientras el resto del espectro político se corría al menos hacia el centro. Es que en los papeles la baja votación colorada parece encerrar un rechazo a las propuestas más conservadoras que se plasmaban principalmente en sus planteos sobre seguridad pública. El desempeño colorado es casi paradójico: si las encuestas marcaban que la seguridad era el principal problema para los uruguayos, ¿cómo el candidato que más énfasis hizo en esa área fue el gran derrotado del domingo?

Bordaberry, que en sus primeras incursiones ensayó una estrategia destinada a librarse de los estigmas del apellido, hizo de la baja de edad de imputabilidad su mascarón de proa y en octubre de 2011 se subió a la cresta de la ola cuando anunció junto al Herrerismo que había alcanzado las firmas necesarias para activar un plebiscito. La primavera bordaberrista alcanzó la cima en abril de 2012 cuando dos menores asesinaron a un trabajador de La Pasiva. Por ese entonces el apoyo a la baja de la edad de imputabilidad alcanzaba casi al 70 por ciento de la población (a juzgar por las encuestas, claro).

Pero a medida que el FA corrigió su estrategia en el Ministerio del Interior, las fugas y la participación de menores en los delitos disminuyeron (como también lo hizo el hacinamiento carcelario) y la propuesta empezó a perder fuerza. Pero mientras Lacalle Pou sacó el tema de la baja de su agenda e incorporó al ex comisionado parlamentario para las cárceles, Álvaro Garcé (quien se oponía a la baja), Bordaberry siguió con la suya: propuso prohibir las salidas transitorias y la libertad anticipada para los que cometen delitos graves y otorgar al Ejército el control de la frontera para combatir el narcotráfico. Siguió con la suya y ahora es el que paga los costos políticos de la derrota del Sí a la baja.

Con esa defección, se espera que aparezcan en filas coloradas otros discursos no tan cercanos a las respuestas punitivas. A Proba la idea de la baja de edad de imputabilidad nunca lo conformó, y en privado admiten que era una idea propia de un “candidato de derecha”. Otros dirigentes no afines a la línea bordaberrista, como Fernando Amado, apoyaron la idea pero sin mucho entusiasmo.
El problema es que el panorama en cuanto a la sucesión y a un giro discursivo luce harto complicado. Asomando aparecen Amado o el propio Couti-nho, que deberá recuperar en mayo la pobre votación (y las finanzas) en Salto.

Entre cuestionamientos a su liderazgo, Bordaberry anunció que trabajará para la candidatura de Lacalle Pou mientras estudia si asume la banca o no. En el libro Charlas con Pedro, de Alfredo García, Bordaberry ya dejaba entrever que la tarea parlamentaria no era lo suyo. “No era lo que me gustaba (…) como vos sos parlamentario de la oposición y parte de tu trabajo es interpelar por el tema de la economía, por el tema de la educación, pedir información por el tema de Ancap, subirte al tema de Pluna, es una tarea negativa”. En el libro casi pareció anticipar el escenario que hoy lo rodea. “Me parece que hay momentos en que uno tiene que conversar con uno mismo y pensar si esto es lo que quiere. Seguir por este camino que traíamos, de peleas internas en el partido, de peleas en la política, de pasarnos criticando no sé cuánto. Yo dije: No, eso no lo quiero más. Es como jugar al fútbol. Hay algunos a los que les gusta jugar de cinco y dar batalla. A mí me gusta jugar de delantero y hacer goles. Si quieren ponerme en el cuadro voy de nueve, no a dar patadas.”

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Uno menos

El Partido Colorado sólo retuvo cuatro de sus cinco bancas en el Senado. Por Vamos Uruguay fueron electos Pedro Bordaberry, Germán Coutinho y Martha Montaner. Por Batllistas de Ley, José Amorín Batlle. Alfredo Solari (VU), Ope Pasquet (VU) y Tabaré Viera (Proba) no ocuparán esta vez la titularidad de una banca. En Diputados los colorados perdieron cuatro de sus 17 representantes.

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Amado da libertad de acción

Su posición favorable a despenalizar el aborto, o su negativa a formar una coalición blanquicolorada para ganar Montevideo, lo transformaron en diputado díscolo de Vamos Uruguay. Sus pares también lo acusan de “perfilista” y “desleal”. Ahora Fernando Amado suma otro episodio a su tensa relación con el bordaberrismo. A contrapelo de la decisión del Comité Ejecutivo colorado que recomendó votar a Lacalle Pou, el diputado anunció ayer en Televisión Nacional que dará libertad de acción a sus votantes. Dijo que dentro de su sector habrá quienes apoyen a Vázquez, a Lacalle Pou, o también voten en blanco.

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