Fernando Botero (1932-2023): Una belleza otra - Semanario Brecha
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Fernando Botero (1932-2023)

Una belleza otra

Creador de un mundo tan simple como complejo, tan único y fácil de identificar como polémico, perturbador e incómodo a lo largo del tiempo, Botero logró definir un cuerpo de imágenes que se caracteriza por su originalidad y popularidad, pero al que también, justamente por ser tan popular, le cuesta encontrar un lugar de reconocimiento irrebatible en la historia del arte universal. Para analizar su figura y su obra, Brecha conversó con Cristina Bausero, directora del Museo Blanes, que hace diez años inauguró en Montevideo la muestra Botero. Dibujos sobre papel y tela. Fue la segunda vez –y, hasta ahora, la última– en la que el público uruguayo pudo presenciar directamente la obra del pintor colombiano.

Bailando en Colombia, 1980. MUSEO METROPOLITANO DE NUEVA YORK

—¿Qué es lo que genera en la gente una identificación tan grande con la pintura de Botero?
—Botero pinta al individuo, a la mujer, al hombre, y los pinta gordos, excesivos, con un enfoque casi primitivo, como Henri Rousseau. Es su trabajo de la volumetría lo que llama poderosamente la atención. Mi primera experiencia real con un Botero fue en una plazoleta de Bamberg, en Alemania, donde hay una escultura de una mujer absolutamente gorda, en una posición seductora, con una manzana en la mano. Una postura que se sale por completo de los estándares que tenemos hoy sobre lo que es una figura femenina bonita. Y me encantó, me sentí realmente atrapada. Me preguntaba qué chiquilina, qué joven con ese cuerpo podía animarse a mostrarse así, con esa sensualidad, si todo lo que muestran en la televis...

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