Cuando se anunció la reunión del viernes 15 en la base militar de Elmendorf-Richardson, en Alaska, entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladímir Putin, era cuestión de tiempo que unos cuantos periodistas gritasen «¡Múnich!». En el ecosistema de medios actual, combatir la futilidad de estos paralelismos históricos es una tarea de Sísifo. Los aficionados a semejantes recursos estilísticos harían bien en retroceder un poco más en el tiempo para encontrar símiles más oportunos.
Durante la Primera Guerra Mundial, el mando supremo del Ejército del imperio alemán creyó posible, hasta el último año de la guerra, una «paz victoriosa» (siegfrieden) en términos favorables a la Alemania guillermina. En los cuatro años de guerra de trincheras, la élite alem...
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