Una ocupación que no termina - Semanario Brecha
Sahara Occidental

Una ocupación que no termina

Cincuenta años después de la Marcha Verde, cuando el rey Hassan II ordenó a cientos de miles de marroquíes ocupar el territorio saharaui, Naciones Unidas entierra las aspiraciones de independencia de los habitantes de la región.

Un hombre iza la bandera saharaui durante las celebraciones del 47.º aniversario de la declaración de la unidad nacional del pueblo saharaui, en el campo de refugiados de Aousserd, en Argelia, el 12 de octubre de 2022. Afp, Ryad Kramdi.

En el extremo occidental del desierto del Sahara, a orillas del océano Atlántico, hay un territorio de unos 266 mil quilómetros cuadrados ocupado desde hace 50 años. El 6 de noviembre de 1975, más de 300 mil marroquíes iniciaron lo que se conoce como la Marcha Verde, una movilización impulsada por Hassan II para reivindicar y ocupar un territorio que no les pertenecía.

En 1970, el Sahara Occidental era la provincia 53 del Estado español, pero el pueblo saharaui ya aspiraba a la independencia. Por eso, en 1973 se creó, en la localidad mauritana de Zuérate, el Frente Popular de Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro, conocido en la actualidad como Frente Polisario. En 1975, antes de que Hassan II enviara a su población hacia el territorio, España se comprometió a llevar a cabo un referéndum de autodeterminación para que la población saharaui pudiese decidir su futuro, pero eso unca sucedió: los ataques militares de Marruecos se empezaron a intensificar, lo que provocó un éxodo de la población saharaui hacia Argelia. Desde entonces, este país ha sido el principal defensor de los derechos de la población saharaui.

El 6 de noviembre de 1975, las tropas españolas desplegadas en el Sahara Occidental recibían la orden de levantar las minas que pocos días antes les habían conminado a colocar en la frontera norte de lo que entonces era la provincia del Sahara Español. El régimen franquista en sus últimos estertores había pactado con el monarca marroquí facilitar la ejecución de la Marcha Verde: una operación que serviría de punto de partida para ceder a Marruecos la colonia española sin el aval de sus habitantes.

Cerca de 350 mil civiles marroquíes escoltados por unos 25 mil militares entrarían al Sahara Occidental para reivindicar el territorio como propio. Aunque había sido anunciada como una «manifestación pacífica», en las palabras del monarca eran palpables otras pretensiones: «Si encontramos en nuestro camino otras fuerzas que no sean españolas, recurriremos a la autodefensa», dijo en una clara referencia al Frente Polisario, dispuesto a la lucha armada para defender el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui.

El 14 de noviembre de 1975 se firmaba el Acuerdo Tripartito de Madrid entre España, Mauritania y Marruecos, que consistía la cesión del territorio saharaui, por parte de España, a Marruecos y a Mauritania con la condición de que se llevase a cabo un referéndum de autodeterminación. En febrero de 1976, España se retiró de manera definitiva del Sahara Occidental, lo que dio paso a la lucha armada entre el pueblo saharaui y el Ejército marroquí, y a una situación de ocupación que se extiende hasta hoy.

Mauritania se retiró de los territorios saharauis en 1979, condición que fue aprovechada por Marruecos para ampliar su dominio. Si bien oficialmente la guerra entre el Frente Polisario y Marruecos terminó en 1991, cuando se firmó un alto el fuego y se estableció la Misión de las Naciones Unidas por el Referéndum del Sahara Occidental (Minurso), lo cierto es que el pueblo saharaui nunca ha conocido la paz, y el compromiso de llevar a cabo el archinombrado referéndum nunca se ha hecho realidad. La represión, las amenazas y el bloqueo informativo por parte de Marruecos han sido una constante desde entonces.

PATADA A LA INDEPENDENCIA Y NUEVA ETAPA

Los territorios del Sahara Occidental han conocido momentos de mayor y menor tranquilidad, y han pasado por una serie de fechas históricas que han ido marcando el camino de su historia. El hito más reciente se produjo hace tan solo unos días, el 31 de octubre, cuando el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas adoptó una nueva resolución sobre esta causa.

La resolución 2797 de 2025 –votada con la abstención de China y Rusia– da un giro diplomático a la cuestión de la autodeterminación saharaui y abre las puertas a la consolidación del dominio de Marruecos. Si bien se renueva el mandato de la Minurso hasta el 31 de octubre de 2026, el cambio de postura de la ONU es significativo, ya que se legitima la propuesta de Rabat, que pone sobre la mesa una autodeterminación parcial, pero en ningún caso significa una independencia de facto. En el texto, la opción del referéndum no desaparece, pero ya no se considera como una condición sine qua non, sino como una opción.

Esta nueva resolución va en línea con el modelo de autonomía propuesto por Marruecos en 2007, por el cual «la región autónoma del Sahara» tendría competencias jurídicas, administrativas, judiciales, económicas, tributarias y socioculturales, pero no podría gobernarse en asuntos referentes a religión, defensa o política exterior, entre otros.

Durante todos estos años, España, que tenía y tiene una responsabilidad histórica para con el territorio, ha permanecido en apariencia neutral y, hasta relativamente poco, apoyaba la opción del referéndum de autodeterminación. El cambio de postura llegó en 2022, cuando el gobierno de Pedro Sánchez, de manera unilateral y sin consultarlo previamente en el parlamento, se posicionó con Marruecos e inició una nueva etapa en las relaciones bilaterales con la mirada puesta en la migración, algo que el gobierno marroquí ha estado usando como moneda de cambio para forzar acuerdos y decisiones.

Destacable es también la postura de Estados Unidos, que en 2020 decidió apoyar de manera abierta el dominio marroquí sobre el territorio y lo hizo con acciones tan simbólicas como la apertura de consulados en las ciudades ocupadas de Dajla y El Aaiún. Francia, que tiene en Marruecos uno de sus socios más fiables en la zona del Magreb, siempre ha permanecido al lado de Rabat.

En el ámbito social, la soberanía del Sahara Occidental continúa siendo un tema tabú en Marruecos, donde la población suele tener una postura monolítica respecto al tema. De hecho, es una de las líneas rojas, como el islam o la monarquía, que no se suelen cruzar.

Buena prueba de ello es la ausencia total de reivindicaciones para el Sahara en las recientes protestas que han tomado las calles del país y que han sido protagonizadas, en gran parte, por los más jóvenes, la generación Z. Si bien la juventud marroquí se muestra muy favorable a la autodeterminación del pueblo palestino, no parece estarlo tanto con la cuestión saharaui.

(Tomado de El Salto, por convenio. Brecha reproduce fragmentos de esta nota).

Riquezas

El Sahara tiene riquezas que explican en buen grado el interés de las potencias de retrasar o impedir el pronunciamiento de la población local. Las pesqueras, por un lado, que están en el origen de una negociación entre la Comisión Europea y Marruecos para explotarlas sin que los saharauis se beneficien en nada. Pero también es rico en fosfatos y en su subsuelo se han identificado yacimientos de tierras raras, litio y otros minerales críticos.

Artículos relacionados

Edición 2059 Suscriptores
Trump recargado

Capítulo África

Trump insiste en quedarse con Groenlandia y sus yacimientos minerales

Los pilares de este mundo

Edición 2011 Suscriptores
Nueva Caledonia y los reconocibles acentos del colonialismo francés

Allá en el patio traserísimo