¿Qué creencias, imágenes o ideas nos vuelven integrantes de una misma patria? ¿El territorio, la lengua, la cultura? ¿Las costumbres y los símbolos? ¿Es la tierra de los padres? ¿La nación en la cual nacemos? ¿O quizás en este mundo globalizado tengamos mucho más en común con un brasileño o un finlandés de nuestra misma clase social que con un paisano que está en un escalón muy por encima o por debajo de la propia? Estas y otras preguntas campean en el poemario de Mariano González, Logotomía, caracterizado en su portadilla como un «ensayo poético sobre el lenguaje y la patria», mientras declara en su contratapa que fue «escrito en 2011-2012, luego de los festejos del Bicentenario de Uruguay». Lejos de postularse como un panegírico o una elegía de ese artefacto cultural constituido por una comunidad política imaginada, limitada y soberana, según define B. Anderson1 a la nación, Logotomía hace una operación de desmontaje en clave paródica del dispositivo que nos define en tanto orientales del XIX, uruguayos/as del XX-XXI. Y si en el principio fue el logos, el libro abre a la máquina de demolición de su construcción a través del juego del significante-palabra: «etimologías/ estimologías/ el logos que estimo/ el lugar del logos/ ¿logos está?/ logos de mar/ logro de bar/ bar de locro/ loco/ loro/ lomo de burro logos/ logos de barro/ barro de carga/ cargo de logos/ luego de carga/ se carga de luegos el viejo logos […] lo lógico es algo que va/ desde el ahí hasta el ahora/ ahorra ahora y vivirás más tiempo». La sinapsis entre las palabras se establece por permutaciones fónicas que van dislocando el significado hasta llegar al absurdo y lo cómico; las jerarquías dejan de operar para carnavalizar el orden del mundo sostenido por el lenguaje. Se establece una sintaxis diferente, al modo de Galaxias de Haroldo de Campos, en que la proliferación del significante por analogías fónicas, semánticas o rítmicas produce un nuevo sistema de sentido. De esta manera, se realiza la lobotomía del logos –trepanación que se les hacía a los locos peligrosos y a los criminales en los psiquiátricos del lóbulo frontal del cerebro– para mostrar el envés de una gramática como imitación burlesca de la composición del imaginario al que llamamos patria. La disposición de estas cadenas de palabras replicantes, cuya conectividad no depende de la sintaxis lógica, se ordena bajo la estructura del abecedario, cuyas letras ilustradas recuerdan aquel viejo diálogo entre imagen y lengua de las letras capitulares en los manuscritos iluminados medievales. Sin embargo, el abecedario tampoco condiciona el comienzo de un texto, sino que señala otra escala en la articulación del lenguaje a partir de las unidades mínimas que lo conforman. El poemario discurre entre la disolución de las fronteras que delimitan las categorías y el escalonamiento lógico y social, uniendo lo culto y lo popular en la canibalización de la discursividad poética, imaginaria e histórica, el eslogan publicitario, el catálogo mercantil, las entradas del diccionario o los chats en celulares: «la uruguayidad al palo/ urubagayo/ urubú y gallo/ gallo de riña de pinta y de Santamaría/ Onetti/ junta cadáveres nacionales y los vela en una novela/ Bela Lugosi patriótico/ Drácula/ dragones/ un Drácula de bombachudos/ dragones/ milicos/ miles/ Miles Davis/ corneta de cuartel/ cornucopia/ cornucopia mundial/ cornudismo identitario/ corned beef/ corned nacional/ fútbol en lata/ enlatados/ lateros/ rateros/ ratas…». A partir de la Q el poema muta y volvemos a la sintaxis lógica de una narración en verso que presenta la llegada del corso para los festejos en la plaza Independencia: «un libro engordó/ y fue carneado a fin de año/ para festejar el bicentenario de algo/ que alguien contó alguna vez/ y que estaba escrito/ en el libro que todos se comieron/ cada tanto resuena/ algún que otro eructo perdido/ para enaltecer a la patria/ que no tiene presupuesto/ para fuegos artificiales…». La rabelesiana procesión finaliza en el palacio presidencial, donde el mandatario entrega la piñata de la coronación, cuyo contenido va desde «collares hechos con tiras de asado/ anillos con monedas de un peso/ los cinco historiadores más prestigiosos/ jugando a los dados… hasta una prenda baleada/ que no se sabe si es/ de Baltasar Brum/ de Roberto de las Carreras/ o de Ibero Gutiérrez…» cambalache patriótico que llega hasta la Y, cuando la piñata se convierte «en una gloriosa piñata general/ a la altura de los acontecimientos/ gloria/ devoción/ devoración/ lenguaje y patria/ patria del lenguaje/ lenguaje de la patria/ patrialogía/ patrialogia/ logos/ logopatria/ logopathos/ logopatía/ logotomía».
1. Comunidades Imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo, Fondo de Cultura Económica, Ciudad de México, 1993.
Logotomía, de Mariano González. Astromulo, Montevideo, 2022. 57 págs.