El problema con la historia reciente es que es la historia de nuestros abuelos, de nuestros padres, la nuestra propia. Se hace entonces muy difícil de narrar; no existe la posibilidad de ser neutral. La contamos siempre a partir de experiencias propias o de experiencias de nuestra familia, recordando fechas a partir de casamientos, nacimientos y muertes que conciernen tan sólo a quien los lleva dentro del pecho.
El problema de narrar horrores recientes es que las técnicas tradicionales ya no sirven. Si siempre se usó la tragedia para contar la historia, se derrumba ahora como herramienta frente a los hechos, porque si por un lado plantea la idea de un héroe trágico muerto y siempre a punto de renacer, también cede dignidad al villano. Y nadie está dispuesto a darle dignidad a quien ocasion...
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