Escribió siempre en polaco, cultor de una prosa que justifica hoy su celebridad internacional. Una ironía lo trajo al Sur. Gombrowicz fue invitado al viaje inaugural del Chrobry, que en su primera travesía y con alarde de sofisticación, promete llegar a un país sudamericano. Acaso el joven escritor de origen noble, convocado para amenizar con conferencias y escribir la crónica, era otro ingrediente de refinado exotismo pensado como un atractivo más por quienes organizaron el viaje. El destino definió otro desenlace; la guerra se desata en el corazón de Europa y él decide permanecer en Argentina. Se quedará 24 años, y ese intervalo, los años de la plena madurez de un escritor, son los que ocupa esta exposición (abierta hasta el 23 de setiembre) y los que el polaco entrega a Argentina.
Para...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate