Empecemos por el corazón roto: por segundo año consecutivo ni el estand de El Rebusque, que remataba Anagramas, Ciruelas y Acantilados, ni el estand innominado que liquidaba maravillas de Lumen, policiales de Salamandra y novelas latinoamericanas de la serie Mapa de Lenguas han alimentado la ilusión de los lectores que iban el primer día a primera hora como si se abriera la temporada de pesca. Sin embargo, con ingenio y tenacidad, el bibliómano encontrará sus joyas.
Pero es verdad que la feria no se reduce a comprar toneladas de libros, sino que es, básicamente, un festival alrededor de la lectura, los escritores y sus obras. Y, como toda fiesta, requiere entrar en el espíritu del evento. La feria es mejor si el lector no la visita ocasionalmente, sino a diario, si está dispuesto a enfrent...
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