Luditas de película - Semanario Brecha
La huelga de Hollywood y la inteligencia artificial

Luditas de película

Los albañiles de la fantasía van a la huelga amenazados por el ogro de la ciencia ficción. La inteligencia artificial se topa con el sindicalismo apurado.

Manifestación en apoyo al paro de trabajadores de los estudios de Hollywood, en Nueva York, el 25 de julio. AFP, GETTY IMAGES, ROY ROCHLIN

El 13 de julio el Sindicato de Guionistas (WGA, por sus siglas en inglés) y el Sindicato de Actores de Cine-Federación Estadounidense de Artistas de Radio y Televisión (SAG-AFTRA, por sus siglas en inglés) iniciaron por primera vez desde 1960 –cuando Ronald Reagan era presidente del SAG– una huelga conjunta después de que fallaron las negociaciones de un nuevo convenio colectivo con la Alianza de Productores de Cine y Televisión.

La medida de fuerza no es un mero asunto de pantalla en un país donde la industria de medios y esparcimiento es la mayor del mundo, con un valor de 717.000 millones de dólares, equivalente al 6,9 por ciento de la economía nacional.

Esta industria emplea a 1,4 mi-llones de personas y 160 mil de ellas son miembros del SAG-AFTRA, incluidos actores de películas y shows de televisión, actores de juegos de video (video games), presentadores de radio, modelos e influencers de Youtube. Aunque el sindicato solo representa a los trabajadores en Estados Unidos, su Regla Global Uno exige que todos los miembros se ausenten de cualquier producción en cualquier parte del mundo.

En el carozo de la disputa con la alianza de productores están dos asuntos: los pagos residuales en la era de difusión de productos por internet (streaming) y la propiedad de la imagen de un actor si se usa reproducida por inteligencia artificial (IA). El sindicato demanda un reparto más justo de los pagos y reglamentaciones más estrictas en el uso de IA.

La situación de estos trabajadores tiene largos antecedentes históricos: a principios del siglo XIX los artesanos ingleses protestaron contra los nuevos telares industriales y las máquinas de hilar, que terminaron destruyendo sus empleos. En los dos siglos desde que los luditas intentaron la resistencia rompiendo máquinas, lo mismo ha sucedido en la agricultura, la multiplicación de robots en la producción fabril, las labores de técnicos en oficinas y laboratorios, y, ahora, con la emergencia de la IA, de escritores, académicos y actores.

LOS RESIDUALES

El concepto de residuales data de poco más de un siglo, cuando se crearon las primeras redes radiales que cubrían todo el país y ha subsistido en la multiplicación de medios y los avances tecnológicos desde entonces.

Cuando el medio novedoso era la radio, los programas se retransmitían dos o tres veces para acomodarse a los diferentes husos horarios entre las costas este y oeste del país. Los shows en vivo requerían que los actores y las actrices repitieran la actuación, y las grabaciones se usaban para las estaciones no conectadas a la actuación en vivo. Pronto las redes de radioemisoras empezaron a usar las grabaciones para las transmisiones en diferentes horas, pero las actrices y los actores permanecían en el estudio y se les pagaba por una segunda representación en caso de que hubiera problemas técnicos.

Algo similar ocurrió con la televisión, y en 1952, bajo la presidencia de Reagan en el SAG, se extendió la compensación con residuales al nuevo medio que empezó a erosionar la concurrencia del público a los cinematógrafos. Más cerca del presente y con el crecimiento de los nuevos medios –léase internet–, la alianza de productores empezó a presionar por un nuevo esquema en el cálculo y el pago de los residuales que están bajo la administración del SAG-AFTRA, el WGA y el gremio de directores.

EL GRAN REEMPLAZO

En una de las escenas más grandiosas de la película Lawrence de Arabia (1962), más de 1.000 extras, en su mayoría soldados del Ejército de Jordania, a lomo de camello o de caballo parten a la conquista del puerto de Aqaba. Cada uno de los personajes que aparecen en la pantalla está representado por un ser humano real.

La saga de El señor de los anillos abunda en imágenes con millares de personajes en batallas multitudinarias. Salvo los personajes centrales de la serie, esas son multitudes creadas digitalmente.

A lo largo de esta última década, la IA ha ido ganando terreno en la producción de películas para el cine o la televisión. Se la usa para envejecer o rejuvenecer a los actores y las actrices, para el análisis de los patrones de conducta de los espectadores en plataformas streamline, para recrear las voces de actrices ya muertas y para la edición de películas.

Duncan Crabtree-Ireland, director ejecutivo del SAG-AFTRA, informó que una propuesta de los estudios incluye un uso sin precedentes de la IA para filmar a los actores y las actrices ofreciéndoles el pago de una jornada, al tiempo que las compañías pasan a ser propietarias de las imágenes escaneadas y con ellas se quedan para usarlas en cualquier proyecto que les convenga.

«El modelo de este negocio ha cambiado debido al streaming, el contenido digital y la inteligencia artificial», dijo la presidenta actual del SAG-AFTRA, Fran Drescher. «Este es un momento histórico. Si no nos mantenemos firmes ahora, todos vamos a estar en problemas, correremos el riesgo de ser reemplazados por máquinas.»

El futuro muy posible que angustia a los trabajadores en la industria creadora de fantasías tiene implicaciones mucho más amplias: con la IA se puede recrear la voz y la imagen de personajes históricos para la producción de «documentales» con «versiones alternativas» del pasado.

NO SE PREOCUPE

SAP Concur es una firma mexicana que, según afirma, está comprometida con «reinventar la gestión de viajes, gastos y facturas con herramientas que simplifican los procesos cotidianos y crean mejores experiencias».

En una excelente explicación de qué es la IA, SAP Concur señala que hay tres tipos: la IA estrecha, la IA general y la superinteligencia artificial.

«En la actualidad, la IA estrecha se puede vivir de varias formas, entre ellas las búsquedas en internet, el reconocimiento facial y los vehículos autoconducidos», agrega la compañía. «Al ritmo que ha avanzado la ciencia de la computación en los últimos 50 años, resulta muy complicado anticipar cuál será el futuro de la IA. Sin embargo, la IA general debería tener la capacidad de llevar a cabo con eficiencia cualquier tarea intelectual, al igual que un ser humano.»

Pero esto, nos tranquilizan los expertos, está muy lejos. Aún faltaría mucho para el momento en que la IA tenga los componentes humanos que se atribuyen a la inteligencia verdadera. Es decir que aun cuando uno pierda el empleo o vea a amigos y familiares que han perdido los suyos, reemplazados por algún algoritmo, no hay que preocuparse porque todo será para bien.

La superinteligencia sería la que cuente con sistemas autoconscientes, con la propiedad de entender claramente los comportamientos humanos más allá de imitarlos. «Con el poder que le da contar con rasgos humanos y un poder analítico y de procesamiento mucho más poderosos que los nuestros, la superinteligencia artificial puede representar un futuro de ciencia ficción solo visto en producciones cinematográficas, en el que la propia humanidad sea considerada cada vez más obsoleta y, por ende, desplazada por los robots», concluye SAP Concur. «Hoy en día es muy poco probable que algún ser humano viviente vea un mundo así alguna vez.»

Es decir que si usted ve que los humanos estamos siendo reemplazados, eso no es real, sino pura coincidencia, un ogro de la ciencia ficción.

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