Violencia de género y protocolos en el fútbol: el caso de los clubes argentinos - La primera herramienta - Semanario Brecha
Violencia de género y protocolos en el fútbol: el caso de los clubes argentinos

La primera herramienta

Luego de la denuncia contra cuatro jugadores de Vélez en la que está incluido el uruguayo Sebastián Sosa, se reactivó el debate por los protocolos ante casos de violencia en los clubes argentinos. La demanda por equidad de género en las instituciones deportivas sigue siendo un tema pendiente.

VÉLEZ SARSFIELD

La denuncia de una periodista contra cuatro jugadores del Club Atlético Vélez Sarsfield –Sebastián Sosa, Abiel Osorio, José Florentín y Braian Cufré–, por una presunta violación sexual en un hotel de la provincia de Tucumán, puso en la mira el rol de los clubes de fútbol argentinos ante casos de violencia de género, en un contexto político que vuelve a poner en discusión temas que parecían estar saldados.

Al calor del Ni Una Menos en 2015 y la consiguiente ola feminista que comenzó a hacerse escuchar en las calles de Argentina, el mundo del fútbol, poco a poco, buscó hacerse eco de esas demandas. En 2018, curiosamente, Vélez fue el primer club en redactar un protocolo contra la violencia por motivos de género. No obstante, especialistas en género y deporte consideran que el año 2020 fue un punto de inflexión.

A partir de la fase 1 de la cuarentena por covid-19, cuando dejó de rodar la pelota, las instituciones futbolísticas comenzaron a mirar para adentro y a prestarle atención a estas problemáticas planteadas por un importante sector de la sociedad. Fue en ese entonces que la mayoría de los clubes motorizaron la creación de departamentos de género de manera oficial, junto con protocolos de aplicación para los casos de violencia.

A medida que fue avanzando el tiempo, se fueron sumando cada vez más clubes. En 2021, eran 14 de los 26 clubes de Primera los que tenían protocolo. Ya en 2023, con dos equipos más en la división A, el número ascendió a 18.

En 2022 se sumó la AFA (Asociación del Fútbol Argentino), impulsando una capacitación sobre protocolos institucionales ante situaciones de violencia de género. La institución trabajó en tándem con la Secretaría de Deportes para aplicar distintos convenios durante los últimos años. Una gestión que quedó detenida frente al cambio de gobierno reciente.

EL FÚTBOL NO ES LA EXCEPCIÓN

Para Mónica Santino, exjugadora de fútbol, directora técnica y parte de la organización social La Nuestra Fútbol Feminista, de la Villa 31, «los protocolos son una primera herramienta para empezar a intentar hacer algo. Son primordiales y deben ser transversales a todas las áreas del club, y elaborados por la institución entera, no por una experta que se sienta frente a una computadora para que luego no sean aplicados».

«Las áreas de género muchas veces quedan aisladas del resto de la vida política de los clubes. Entonces, no es que no sirvan, sino que, en esa disputa de poder, no se les da la misma importancia que al resto de las áreas de la institución. La política en los clubes también debe ser ejercida por mujeres y diversidades», explica Santino. Otra buena primera medida, reflexiona Santino, es la de apartar a los jugadores tras una denuncia, para sacarlos un poco del ruido mediático que provocan estos casos y avanzar con el proceso judicial, y para no naturalizar la falta. Sin embargo, piensa que estas primeras medidas no deben quedar solas ni descolgadas; debe haber un acompañamiento a la víctima de violencia y un seguimiento en el caso de los jugadores que hayan cometido un delito o una falta.

«La misión de un área de género también es la tarea preventiva», plantea la exjugadora. ¿Cómo pensamos nuevas masculinidades en el fútbol? Es la pregunta que queda pendiente. «La educación sexual integral debe existir en las divisiones inferiores, en las pensiones1 y en la etapa de formación de los futbolistas. El ámbito donde se desarrolla este deporte es uno donde se ha construido una forma de ser varón, una masculinidad que tiene que ver con la supuesta fortaleza, el no llorar, el coraje y una cantidad de cualidades que están asignadas a los varones y son un bastión del patriarcado», reflexionó.

EL VERDADERO DESAFÍO

Las decisiones finales en un club suele tomarlas la comisión directiva, que está integrada mayoritariamente por varones. En este sentido, la gran lucha que se propone la militancia feminista en el deporte es conquistar lugares en esas mesas de decisión. La representación de género en los lugares de poder sería la llave para tomar decisiones como la de activar los protocolos ante casos de violencia. Sin embargo, fuentes de lo que hasta 2023 supo ser el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades confiaron a Brecha que en algunos clubes incluso hubo casos de áreas de género dirigidas por varones. En esos casos, entienden las consultadas, el problema yace en los líderes elegidos para conducir esas direcciones.

DISTINTOS CRITERIOS

En el caso de los cuatro jugadores de Vélez denunciados el jueves 7 por abuso sexual por una periodista tucumana de 24 años, el club decidió apartar a los jugadores del plantel mientras la investigación esté en curso. No es la primera vez que toman esta iniciativa: en diciembre de 2019, un grupo de cuatro jugadores fueron denunciados por abuso y también fueron separados del plantel preventivamente. Esta situación impulsó la redacción de una cláusula en todos los contratos que se firman con Vélez. Augusto Costa, vicepresidente de Vélez Sarsfield, detalla que allí «el jugador reconoce estar al tanto del protocolo de violencia de género y de cuáles son las faltas y las sanciones correspondientes».

«Nosotros en Vélez tenemos muy claro cuáles son los procedimientos a seguir, qué es lo que corresponde, y eso es lo que hicimos en esta situación», manifiesta Costa. El vicepresidente del club contó a Brecha que, en el momento en que tomaron conocimiento de la denuncia, convocaron a una reunión urgente de la que participó la comisión directiva y el área de género. «Muy rápidamente se tomó la decisión de sacar el comunicado y explicar los pasos a seguir. Una decisión avalada por la comisión directiva y, por supuesto, siguiendo los elementos del protocolo y lo que establece el área de género», remató.

Otro de los casos más recordados es el de Sebastián Villa, el jugador de Boca Juniors que fue denunciado en 2022 por violencia de género, abuso sexual y tentativa de homicidio por su expareja. En esa oportunidad, el club no activó el protocolo redactado en 2021, ya que el texto establece que «el Departamento de Inclusión e Igualdad solo podrá intervenir a partir de la presentación de una denuncia en su ámbito por parte de la persona afectada o un tercero».

No todos los desenlaces son iguales y no todos los clubes actúan de la misma manera ante las denuncias. Sin embargo, frente a los reiterados casos relacionados con violencia o abuso sexual por parte de deportistas, las expertas consultadas para esta nota creen que las entidades deportivas deben impulsar medidas efectivas para la prevención, la asistencia a las personas afectadas y acciones concretas para garantizar ambientes libres de violencia.

1. Instalaciones del club donde se albergan miembros de las divisiones juveniles. Según un informe de 2020 encargado por la Superliga Argentina, 1.014 niños y adolescentes residían en ese momento en 24 de estas instalaciones.

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