Sobre principios de 1990, durante el gobierno de Luis Lacalle Herrera, el Poder Ejecutivo otorgó más de 100 licencias para la explotación del servicio de televisión para abonados en todo el país. Cuatro de esas licencias correspondían a Montevideo, la zona más apetecible del negocio por su alta densidad de población. Las beneficiarias del millonario negocio que se abría fueron Riselco SA, Tractoral SA, Bahía Esmeralda SA y Bersabel SA. Las tres primeras pertenecían a los canales privados de Montevideo, que sumaban una nueva línea de negocios al fructífero mundo de la televisión abierta.
El objetivo del gobierno de promover la competencia entre los operadores duró un suspiro. De la mano de una empresa común, Equital SA, las empresas cablearon toda la capital, lo que redujo los costos de la ...
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