La desacumulación - Semanario Brecha
La incidencia del BCU en la pérdida de valor de las jubilaciones por AFAP

La desacumulación

Los ajustes del Banco Central a los parámetros que definen la renta vitalicia inicial de cada pasivo afiliado a las AFAP han empeorado las jubilaciones y las pensiones para salvaguardar los balances del Banco de Seguros del Estado. A su vez, presentan una significativa variación de semestre a semestre, lo cual repercute en las pasividades, según el momento del año en que se haga el trámite jubilatorio.

Héctor Piastri

El pilar de ahorro individual –conocido coloquialmente como sistema de administradoras de fondos de ahorro previsional (AFAP)– funciona con base en dos etapas diferentes: la de acumulación y la de desacumulación.

La primera etapa, la de acumulación, comprende la vida activa del trabajador, el período durante el cual este hace sus aportes para que la AFAP los invierta o capitalice. Como ya lo hemos analizado (véase «¿Cuánto pagan las AFAP?», Brecha, 3-V-24), los principales componentes que inciden en las cuentas de ahorro individual a lo largo de este proceso están relacionados con las trayectorias laborales (o sea, con la calidad de los salarios que se percibieron a lo largo de la vida), con el lapso de tiempo que el trabajador aportó formalmente a la seguridad social, con el momento en que se afilió a la AFAP (lo que permite saber bajo qué régimen de distribución de aportes recayó su afiliación), con la rentabilidad de las inversiones que hagan las empresas y con el porcentaje de comisión que las AFAP y las aseguradoras le cobran al trabajador por la gestión de sus ahorros. También analizamos las diferencias entre el pilar de reparto (las cajas de jubilaciones y pensiones) y el sistema de AFAP a la luz del concepto de rendimiento jubilatorio.

¿Pero qué sucede con el cambio de la etapa activa a la pasiva? Este pasaje de la etapa de acumulación, donde el protagonismo lo tienen las AFAP, da lugar a la fase de desacumulación, donde el protagonismo lo tienen las aseguradoras. Las mencionamos en plural porque cualquier empresa de seguros puede ser parte de esta etapa del negocio. Sin embargo, en los hechos, solamente el Banco de Seguros del Estado (BSE) se ha mantenido en esta parte del proceso y hasta hace no pocos años lo hizo a riesgo de quebrar al mediano plazo (véase «Se lo llevan preso», Brecha, 17-XII- 17). Como veremos, el Banco Central del Uruguay (BCU) se vuelve un actor clave en esta etapa.

Antes, recordemos un aspecto importante. En el pilar de reparto el valor de la jubilación que el trabajador recibirá una vez que finalice su etapa activa se establece mediante un cálculo que varía según el régimen aplicable y que considera principalmente los salarios percibidos por ese trabajador durante un determinado período de actividad. El resultado es el ingreso mensual que ese trabajador va a recibir mensualmente en su etapa pasiva, lo que se conoce como tasa de reemplazo. Esto último sin perjuicio de que, a partir de la reforma jubilatoria de 2023, el sistema tiende a la convergencia del método de cálculo del sueldo básico jubilatorio (SBJ), que iguala las fórmulas de cálculo de la tasa de reemplazo para cada subsistema, aunque no modifica los diferentes regímenes de aportación.

En el caso del pilar de ahorro individual, en cambio, al momento de ejecutarse el trámite de jubilación, las aseguradoras deben calcular la renta vitalicia inicial (RVI). Tanto esta como el SBJ se ajustan de acuerdo al índice medio de salarios.

¿Y cómo se calcula la RVI? La fórmula está establecida en la circular n.º 2.287 (de 2017) del BCU. El cálculo tiene en cuenta cuál es la comisión máxima que puede cobrar la aseguradora (no ya la AFAP) en esta etapa pasiva de la persona, a la vez que considera la esperanza de vida, calculando el tiempo de vida que le resta al pasivo al momento de inicio del trámite (a través de la llamada tabla de mortalidad), para saber el tiempo aproximado durante el cual la persona cobrará la pasividad. También se calcula la probabilidad de que la persona deje un beneficiario de pensión luego de fallecer. Además, se incluye un ajuste a partir de una tasa de interés técnico, que considera, como referencia, la llamada curva de rendimiento de las unidades previsionales. Cada uno de estos parámetros es ajustable e incide directamente en el valor de las RVI.

Según un informe del economista Julio Pivel, asesor de la bancada del Partido Comunista de Uruguay, la alteración de estos parámetros a lo largo del tiempo tuvo «impactos negativos» en las RVI. Tomando como base trabajos del economista Hugo Bai –referente del PIT-CNT en asuntos atinentes a la seguridad social– y de la contadora Mariella Lazo –gerenta de la Asesoría Económica y Actuarial del Banco de Previsión Social (BPS)– el informe de Pivel, 1 al que accedió Brecha, desarrolla y reseña cuáles fueron estos «impactos acumulados» en los últimos años.

TASA DE INTERÉS TÉCNICO

Según el economista, debido a cambios que introdujo el BCU durante el gobierno de José Mujica respecto al cálculo de la tasa de interés técnico, las personas que se jubilaron entre junio de 2012 y diciembre 2017 (cuando la tasa significaba un 1,5 por ciento) cobraron proporcionalmente un 20 por ciento menos que las personas que se retiraron entre el año 2003 y junio de 2012 (cuando la tasa se ubicaba en un 3 por ciento). Es decir, a mayor valor de esta tasa, mayor valor de la RVI. Este último, sin embargo, también está sujeto a la variación de los otros parámetros controlados por el BCU, como la comisión que cobra la aseguradora (el BSE), que eventualmente puede aumentar también, limitando o anulando el aumento de la RVI por este factor, algo que ocurrió en 2021, como veremos.

El caso es que, para aumentar la volatilidad de las jubilaciones por renta vitalicia (y proteger las finanzas de la aseguradora: el BSE), el BCU volvió a modificar en 2018 el parámetro de ajuste de esta tasa, asociándola a una fórmula en unidades indexadas (UI) –no ya de unidades reajustables–, con varianza semestral. Como consecuencia, en el período enero-junio de 2018 la tasa de interés técnico promedio se ubicó en 2,144 por ciento, porcentaje mayor al de la regulación previa, por lo que por este parámetro aislado –y en ese período de tiempo– se incrementaron las RVI entre un 9,35 por ciento (a los 60 años) y un 7,25 por ciento (a los 70 años) (véase la tabla 1).

Tabla 1

Sin embargo, en el semestre siguiente (julio-diciembre de 2018), el cambio de la curva de rendimiento de la fórmula en UI significó una disminución, a raíz de este parámetro aislado, del 6,8 por ciento de la RVI a los 60 años y del 5,17 por ciento a los 70 años (véase la tabla 2).

Tabla 2

De hecho, según el informe de Bai, entre 2018 y 2021 la curva de rendimiento en UI empeoró, por lo que se estimaron disminuciones generales entre el 10,5 y el 12,1 por ciento de las RVI a raíz de este parámetro.

OTROS AJUSTES

Pero, como vimos, no solo de tasas de interés técnico se alimenta la fórmula de cálculo de la RVI.

La tabla de mortalidad (a partir de la cual se calcula el tiempo teórico de vida del pasivo), luego de las modificaciones de 2018, pasó de ser estática y diferenciada por sexo a ser dinámica y unisex; esto significa que ahora se establece anualmente la probabilidad de que un jubilado promedio fallezca según la edad con la que cuenta, sin diferenciar esperanza de vida según el sexo y sin considerar otros elementos que afectan la previsión (como el nivel de ingresos, que influye fuertemente en el estilo y la esperanza de vida).

Inicialmente el pasaje de una tabla estática a una dinámica tuvo un impacto a la baja de las RVI, ya que al considerar una mayor longevidad (por el aumento de la esperanza de vida) disminuyen las mensualidades. A los 60 años, los hombres perciben 9,74 por ciento menos y las mujeres 10,52 por ciento menos. A los 70 años, ellas perciben 11,91 por ciento menos y ellos 10,61 por ciento menos.

Este cambio también afectó de manera diferenciada a hombres y a mujeres, ya que la esperanza de vida real de los hombres es menor que la de las mujeres. Según Lazo, se observa que para ellos «las variaciones son siempre negativas y aumentan con la edad», lo cual redunda en una reducción de la RVI de un 5,11 por ciento a los 60 años a un 6 por ciento a los 70 años. En el caso de las mujeres, este cambio impacta de manera positiva, aumentando su RVI a los 60 años un 7,28 por ciento y un 8,12 por ciento a los 70 años (véase la tabla 3).

Tabla 3

Por otra parte, la probabilidad de que la persona deje un beneficiario de pensión luego de fallecer también se calcula a través de una tabla. En este caso, la modificación normativa de 2018 dejó de lado la versión de una tabla por cada sexo e introdujo la tabla unisex, a la vez que dejó de considerar un supuesto que reconocía la mayor probabilidad de que sean los hombres los que dejen pensiones a las mujeres luego de fallecer, algo que anteriormente se contrarrestaba con un adición genérica ficta de 3 años de edad al varón.

A diferencia de la tabla de mortalidad, esta tabla de probabilidad de dejar pensión tiene un efecto cruzado: los hombres se ven más beneficiados que las mujeres. Como se ve en la tabla 4, estos aumentan su RVI desde un 3,92 por ciento a los 60 años hasta un 5,54 por ciento a los 70 años. En cambio, las mujeres disminuyen su mensualidad en un 2,98 por ciento a los 60 años y 3,78 por ciento a los 70. La tabla vigente anteriormente, diferenciada por sexo, tenía un impacto ligeramente menos positivo para los hombres y menos negativo para las mujeres.

Tabla 4

PASANDO RAYA

Para 2018, la contadora Lazo2 determinó que para los hombres los cambios introducidos arrojaron un saldo de 6,65 por ciento menos de jubilación (RVI) a los 60 años y de 5,89 por ciento a los 70. Las mujeres, en cambio, a los 60 años reciben un 6,67 por ciento menos y a los 70 un 8,1 por ciento menos. En ambos casos la curva de rendimiento en UI (ajustada semestralmente) fue «altamente volátil», afectando sustancialmente las pasividades según el momento del año en el que se consagró la jubilación.

En 2023 el equipo del PIT-CNT en el directorio del BPS3 situó las pérdidas ocasionadas por los cambios que se introdujeron en 2018 en casi un 20 por ciento del valor de las RVI (véase la tabla 5). Aquí se incluye en el análisis una última modificación significativa, de 2021, cuando el BCU autorizó a duplicar la comisión máxima que puede cobrar la aseguradora, que pasó de 0,75 por ciento a ser 1,5 por ciento, margen que absorbe el BSE y que se mantiene en el 1,3 por ciento. Por su participación y trabajo en la ejecución del pago de las pasividades del pilar de ahorro individual, el BSE solamente puede cobrar su comisión a partir de la fracción de la RVI, que está incluida en la tasa de interés técnico, mecanismo a través del que se actualiza el dinero, en términos reales, para que no pierda valor con el tiempo.

Tabla 5

Para Pivel, haciendo un análisis global de todas las regulaciones y las medidas tomadas por los gobiernos del Frente Amplio con relación a los parámetros que afectan o ajustan las RVI, «la única que incidió de manera significativamente positiva en la prestación» fue la disminución de la comisión máxima que pueden cobrar las AFAP en la etapa de acumulación (véase la tabla 6), lo cual, según entiende, «repercutió en un mayor ahorro y rentabilización para la cuenta individual».

Tabla 6

  1. Impacto de los cambios en los parámetros para el cálculo de las rentas vitalicias por ahorro individual, Ec. Julio Pivel, 2024. ↩︎
  2. «Medición del impacto derivado de la modificación de los principales parámetros actuariales utilizados en el cálculo de los coeficientes de renta. Circulares n.º 2.287 y n.º 2.288», Cra. Mariella Lazo, en Comentarios de Seguridad Social n.º 62. Cuarto trimestre 2018. ↩︎
  3. Informe Julio 2023, Ec. Hugo Bai, integrante del Equipo de Representación de los Trabajadores del Banco de Previsión Social.
    ↩︎

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