La fuerza del enigma - Semanario Brecha
El adiós a Mariví Ugolino

La fuerza del enigma

El ambiente de las artes está de luto. El sorpresivo fallecimiento de la artista Mariví Ugolino (Salto, 1943-Atlántida, 2024) deja un vacío enorme. Mariví fue una escultora, investigadora y docente de larga y destacada trayectoria en nuestro país.

Cielo y tierra pasarán, instalación en el Cementerio Británico, 2018 Pablo Thiago Rocca

Estudió en la Facultad de Arquitectura, en la Escuela de Bellas Artes y en la Escuela Pedro Figari de la Universidad del Trabajo del Uruguay, donde se graduó de escultora. También concurrió a los talleres particulares de Guillermo Fernández y Octavio Podestá. No son muchas las mujeres que se dedican toda una vida a la escultura y son aún menos las que tienen, a la vez, una intensa producción teórica y docente. La obra de Mariví es inclasificable y única, como su trayectoria. Realizó tallas en madera y piedra; trabajó con vidrio, resina y enduido, metal y fibra de vidrio; incursionó en la escultura de gran formato y en las instalaciones; cruzó libremente varios campos disciplinarios, siempre con un componente conceptual y poético sobresaliente.

Un tema recurrente en su obra fue el de los vínculos humanos, el de los afectos y sus heridas. Podría pensarse que, con estos materiales, con estos medios físicos tan contundentes, se dificulta expresar sentimientos sutiles y relaciones humanas abstractas. Pero allí radica, precisamente, la magia de la escultura y el poder de la metáfora que Mariví dominó con maestría: porque se correspondía a su personalidad fuerte e irónica, tenaz y sensible.

Obtuvo el Gran Premio Salón Bicentenario de la Alianza Uruguay-Estados Unidos (1976), el Premio Adquisición del 31.er Salón Municipal de Montevideo (1983), el Premio Intendencia Municipal de San José, Primer Salón Departamental de San José (1980), el Morosoli de Plata por su aporte a la cultura del país (Fundación Lolita Rubial, 2000) y, más recientemente, recibió el Fondo Concursable para la Cultura del Ministerio de Educación y Cultura por el proyecto Cielo y Tierra Pasarán (Cementerio Británico, Montevideo, 2018), que reseñamos en su momento.1

Pese a estos galardones y otros muchos que cosechó, su obra no logró un impacto masivo a la par de otros colegas de su generación. Desde las redes sociales, al recordarla, alguien dijo que se dedicó más a la docencia que a su propia obra. Otros, que cultivaba un perfil bajo. Puede ser. En todo caso, existen más razones. No hace mucho, en un encuentro con otras artistas mujeres, confesaba: «Yo decidí desde muy joven no hacer una carrera internacional porque tenía y tengo tres hijos, hacer la carrera internacional significa viajar mucho, dejar a tu familia, y a mí no me interesaba…». Al mismo tiempo, en seguida de estas palabras, agregó: «Paralelamente, siempre me interesó, y me siento muy orgullosa de ello, investigar. Investigué muchísimo en el arte nacional, hice los inventarios de prácticamente todos los museos del interior del país, encontré obras de artistas increíbles que estaban arrumbadas y yo me siento realmente muy orgullosa de haber podido sacarlas a la luz, y eso fue una parte muy importante de mi vida, e increíblemente lo sigo haciendo».2

Fue en este rol de investigadora que asesoró a la Dirección Nacional de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura y a la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación. Entre sus hallazgos más importantes se encuentra el de la artista alemana radicada en Uruguay Carla Witte. Mirado con detenimiento, el trabajo de rescate que acometió Mariví con la obra de Witte supone también un proceso de identificación personal. Volvió una y otra vez a su obra.

En el año 2000 escribió: «Hoy no tenemos a la artista, tenemos la fuerza y la delicadeza, el dolor y la alegría, la placidez y la tensión de esta obra que forma parte del movimiento expresionista y de nuestro patrimonio». Estas palabras, en parte aplicables hoy a su propia obra, volvió a citarlas en 2014, para continuar: «A 15 años de haber escrito este texto, hoy continúo haciéndome la misma pregunta: ¿por qué Carla Witte despierta tanta curiosidad? Algo intangible no nos permite acceder a su enigma». Terminaba ese artículo sobre Witte lamentándose de que no se hiciera una investigación a fondo (como finalmente se hizo este año) y que ella estaba envejeciendo como «tantas mujeres solitarias y olvidadas que produjeron y producen arte en Uruguay».3 Queda en nosotros torcer el destino y no descuidar el legado de Mariví, por más que nos cueste, al igual que le pasaba a ella con su admirada artista, acceder al enigma último de su obra.

  1. Véase «De los afectos y su duración», Brecha, 1-XI-18 ↩︎
  2. Encuentro Experiencias en la Construcción de una Trayectoria, con Olga Bettas, Elena Caja y Mariví Ugolino, Instituto Nacional de Artes Visuales-Museo Figari, 24-III-24. ↩︎
  3. Sic, revista arbitrada de la Asociación de Profesores de Literatura del Uruguay, año IV, número 8, abril de 2014. ↩︎

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