Este verano boreal, aún por finalizar, está teñido por una inusitada actividad de marchas y protestas en calles y plazas europeas, más acostumbradas en estas fechas a las fiestas y al desfile de turistas. En la medida que la Unión Europea y los diferentes gobiernos nacionales muestran su inacción o su abierta complicidad con el genocidio de Gaza, la sociedad civil está tomando el espacio público en demanda del fin de la masacre y de un boicot a Israel. Dos iniciativas coparon la atención en estos primeros días de setiembre: las diarias protestas que exigen la expulsión del equipo israelí de la Vuelta Ciclista a España y la flotilla que, cargada de ayuda humanitaria, está surcando el Mediterráneo con la intención de establecer un corredor humanitario con Gaza.
A la hora de escribir estas líneas (viernes 5 por la noche), 130 caceroladas retumbaban frente a otras tantas municipalidades vascas. El jueves 4 sonaban por séptima semana consecutiva en el centro de Zaragoza. El viernes lo hicieron en Cabezón de la Sal (Cantabria), entre decenas de banderas palestinas, en la salida de la etapa de La Vuelta, en la que participa la escuadra Israel-Premier Tech, propiedad del magnate sionista Sylvan Adams, que se autodefine como «embajador global de Israel». Su objetivo: limpiar la cara de Israel a través del deporte, un Israel que, a diferencia de Rusia, no ha sido expulsado de competición internacional alguna.
Desde que la carrera, comenzada en Italia, pisó la península ibérica se ha convertido en una protesta diaria, continua. En la contrarreloj por equipos, disputada en Figueras (Cataluña), el equipo israelí fue bloqueado en una ruta, a mitad de su participación. Al día siguiente, a pocos quilómetros, en Olot, los manifestantes bloquearon al pelotón entero. Por Navarra, los ciclistas cruzaron pueblos y ciudades repletos de banderas palestinas y pasacalles llamando al boicot a Israel. Los esfuerzos de la organización por retirar las banderas, como en Aragón, o los de la realización de Televisión Española (todas las etapas se retransmiten en directo) por ocultar una dinámica que crece con cada etapa se ven inútiles: son entre 150 y 200 quilómetros por etapa y una población deseosa de hacer pública su repulsa al genocidio.
En Bilbao se situaron a la salida y en la meta de la etapa 11. Si la carrera fue interrumpida ya a los pocos quilómetros de salir, la llegada lo fue más. Instalada en el centro de Bilbao, la meta hervía de manifestantes por Palestina que, desbordando el cordón policial, tomaron el centro de la calzada. La etapa se dio por terminada a 3 quilómetros de la meta. No hubo vencedor. El eco de la protesta fue enorme. El Israel-Premier Tech fue invitado a abandonar la competición, a lo que se negó. El ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, en entrevista radiofónica, se reclamó «partidario» de expulsar al Israel-Premier Tech de La Vuelta. No es posible actuar «como si nada ocurriera» en el deporte mientras hay un genocidio en curso, dijo. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, envió en cambio su apoyo a los ciclistas: «No ceder ante el odio y la intimidación», les dijo por redes sociales.
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Las protestas que rodean La Vuelta (pasacalles, banderas, caceroleos, cortes de ruta) son acciones de manual de no violencia. Sin embargo, Javier Guillén, director de La Vuelta, no dudó en calificar de «acción violenta» el bloqueo del equipo de Israel en la contrarreloj. Lo mismo hicieron las autoridades vascas, todas del Partido Nacionalista Vasco. Preocupado por la imagen que la ciudad –posicionada como destino turístico– pudiera dar, el alcalde de Bilbao, Juan María Aburto, añadió que a los manifestantes «no les importó poner en riesgo la seguridad y la vida de los ciclistas profesionales». Pero quien más lejos llegó fue la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que durante un acto partidario del Partido Popular acusó a los manifestantes de Cabezón de la Sal de ser «terroristas de la ETA», «etarras».
Como señalaba en las redes sociales el dibujante y escritor Mauro Entrialgo, estas protestas son efectivas porque tienen consecuencias económicas, uno de los objetivos de las asociaciones convocantes, ligadas a la campaña BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones). Los municipios pagan a la organizadora de La Vuelta, una empresa privada francesa que también se encarga del Tour de France, para que la carrera pase por sus calles.
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En Reino Unido y Alemania la criminalización de las acciones por Palestina es, de todas maneras, bastante mayor que en España. Para muestra, un botón. Hace días, durante un acto a favor de Palestina en Edimburgo, el guionista Paul Laverty, que forma equipo con el director Ken Loach, fue detenido por llevar una remera que condenaba el genocidio. Lo acusaron de un delito de «terrorismo», porque el lema «Genocide in Palestine, time to take action» («Genocidio en Palestina, tiempo de pasar a la acción») representaría un apoyo a la asociación Palestine Action, que el gobierno laborista califica de terrorista. Similares son los argumentos que la Policía y la Justicia alemanas están empleando para castigar a quienes usan la frase «From the River to the Sea, Palestine Will Be Free» («Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá»). En noviembre de 2023, el Ministerio del Interior alemán consideró que se trata de un eslogan de Hamás y, cada vez que se oye esta consigna, la Policía se emplea con violencia contra quien lo profiera, así como contra quienes están en los alrededores, acusándolos, después, de resistencia a la autoridad o desacato, crímenes relativamente graves en la autoritaria sociedad germana. Solo en Berlín, hay hoy unos 9 mil manifestantes pro-Palestina cuyos casos acabarán judicializados.
La flotilla
La flotilla con carga humanitaria que pretende romper el bloqueo que Israel mantiene sobre Gaza, una iniciativa de ciudadanía autoconvocada con cientos de participantes de 44 países, partió del puerto de Barcelona el 1 de setiembre. Compuesta por decenas de embarcaciones de todo tipo, la mala mar complicó la singladura de las más pequeñas. Este fin de semana navegan entre las islas Baleares y Túnez. Luego irán hacia Italia y Grecia, donde pueden sumarse otras embarcaciones. La ecologista sueca Greta Thunberg, la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau y la actriz Susan Sarandon son algunos de los rostros conocidos entre los centenares de personas que toman el relevo de la flotilla que en junio no pudo llegar a la meta por la intervención armada israelí. El ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben-Gvir, ya anunció que los integrantes de esta nueva iniciativa solidaria serán «tratados como terroristas». Los participantes de esta nueva edición de una flotilla solidaria con Gaza, la más numerosa de todas cuantas se han realizado hasta ahora, denuncian que han sido sobrevolados por drones en las últimas horas. Cabe recordar que, en 2010, diez rescatistas turcos que participaban en otra cruzada solidaria con Palestina fueron asesinados por la Marina israelí, que abordó en altamar el barco con el que pretendían llegar a Gaza. También eran «terroristas».

Testimonio de un embarcado
«Por amor»
Uno de los participantes en la flotilla, un madrileño que se identifica como «Kurdo», envió un mensaje a sus compañeros pocas horas antes de salir del puerto de Barcelona en la embarcación Oyster Lady rumbo a Gaza. Y luego otros, ya embarcado. Brecha los transcribe casi íntegros.
Después de poco más de dos meses involucrado en la Global March to Gaza y su coalición en la Global Sumud Flotilla tuve la suerte de aterrizar en Barcelona el 25 de agosto y, en vez de alojarme en uno de los pisos que camaradas barcelonesas habían ofrecido, quedarme a dormir en el muelle, en los barcos que se estaban preparando para salir.
Y digo la suerte porque pude empezar a conocer a gente maravillosa, no solo en el entorno que ya conocía desde el encuentro de Túnez, de activísimo intelectual, sino a la base currante [laburante], que nos ponía a punto los barcos, que nos daba de comer y así, poco a poco, ir tejiendo lazos y aprendiendo a echar una mano en estas tareas.
Creo que no soy la misma persona que era hace tres meses. Desde entonces he sido deportado, he echado horas en reuniones online, he tomado algunas responsabilidades, he tenido mi primera noche en un barco de vela que tuvo que volver a puerto en medio de una fuerte tormenta. Y es como si toda mi vida empezara a cobrar sentido ahora: por esto okupé casas, por esto estudié Sociología, por esto nunca la ejercí, por esto he trabajado de técnico de sonido, por esto fui a vivir al campo, por esto aprendí terapia Gestalt, por esto hice tantas cosas que, hasta ahora, no habían cristalizado, no parecían tener sentido. Nunca me sentí tan vivo, nunca sentí más que estaba donde tenía que estar y que aportaba y recibía lo que otras personas aportaban, con alegría y amor.
Porque esta es la clave de nuestro movimiento, que ha llegado hasta los confines del planeta: hacemos esto por amor y recibimos muchísimo amor por ello. Si no, esto no habría sido posible. La humanidad entera está asistiendo al mayor acto de desamor que es posible imaginar: el asesinato de todo un pueblo, una cultura, una forma de ver la vida. Y ha reaccionado con lo único que puede oponerse a esta locura apoyada por todo el capital mundial: con el amor.
Mando un mensaje a todas y todos los tripulantes de la Flotilla y a la enorme cantidad de personas que se están dejando la piel en esto: cuidaos, daros amor y recibidlo como se merece. Vamos a enfrentar retos que no podemos imaginar, porque estamos atacando el corazón de la bestia capitalista: Israel, la industria de armas y el capital financiero. No van a escatimar medios para hundirnos y solo el amor nos puede defender. Nos van a tratar de desprestigiar colectiva e individualmente, van a tratar de dividirnos, en cuanto puedan estudiar lo que estamos movilizando, van a tratar de poner toda la IA [inteligencia artificial] del mundo a trabajar para hundirnos. Por eso no os pido que no durmáis, no comáis o que os sacrifiquéis. Os pido que os queráis todo lo que podáis. Aunque quizás haya personas que no te gusten alrededor, podéis relacionaros desde el amor. Y el amor no son grandes gestos, son pequeños detalles que hacen que la vida merezca ese nombre.
Hasta siempre camaradas. Nos esperan días duros, pero también los más importantes de nuestras vidas. Os quiero.
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Llevamos ya 15 horas desde que dejamos de ver la tierra de Mallorca. Son las 5 y media de la mañana [del lunes 8] y estoy en turno de timón y vigilancia. Ahora vamos a motor, tuvimos viento de proa o nada de viento pero hay previsión de un viento de cola para mañana.
Cuando el velero va sin motor la sensación es muy agradable: hay ruido pero es el del viento y el mar, nada más.
En el Oyster Lady navegamos 5 personas: capitán y dos tripulantes y dos activistas. Pero tenemos que hacer tareas de navegación. Tenemos turnos de dos personas, una tripulante y otra activista cada cuatro horas, y recomendación de descansar cuando no estás de turno. El capitán está entre turnos, pilota muchas ratos y nos cuenta historias sobre África.
Nuestro capitán, gallego, ha vivido 20 años en África en distintos países y ayer empezó a contar historias sobre la gente de allí. Me ha fascinado su visión de este continente maravilloso y machacado.
Vamos a encontrarnos hoy, por fin, con la parte de la flotilla que sigue bajando. Un barco perdió el motor y lo están remolcando. Otros dossiguen en Menorca. Ya no somos los últimos. De todas formas no sabemos bien cuáles serán las instrucciones para hoy, parece que hay posibilidad de que nos manden a Cerdeña.
Nuestro barco está mayor y tiene un montón de achaques que van apareciendo, dando sorpresas. Uno tiene que ver con el gasoil, una fuga del depósito nos ha tenido hasta que llegamos a Pollensa con un olor desagradable y con el suelo resbaladizo. Lo limpiamos allí a fondo.
Los problemas eléctricos pueden tener varios orígenes, falta de potencia de paneles y baterías, nevera antigua, y, posiblemente alguna derivación.
Por otra parte, los turnos pueden resultar duros. Las horas diurnas hace calor, pero tenemos las escotillas abiertas. De noche se cierran para evitar que entre agua y también porque pueden ser peligrosas para quien tenga algo que hacer en cubierta, y hace que dentro haga bastante calor.
Vamos navegando a motor mucho rato, por falta de viento propicio y esto añade ruido al panorama.
Sin embargo, la tripulación es maravillosa, estoy aprendiendo mucho y nos ayudamos en todo lo que podemos. Así llegamos a donde haga falta. Nuestro grupo de tierra, de Países Bajos, está muy pendiente y contacta con nuestras familias para darles información directa.
Leyendo las informaciónes de los últimos días me doy cuenta de que estamos levantando toda una ola de solidaridad con Palestina como nunca antes habíamos visto. Me llegan mensajes personales de mucha gente que se está animando a actuar, lo de La Vuelta está siendo espectacular, es como si por fin le viéramos sentido a cada pequeño gesto o acción. Es por Palestina, si, pero también es por nosotras. Este sistema hay que cambiarlo y no va a ser fácil. Estamos empezando. Un abrazo enorme. Os tengo muy presentes. Gracias por estar ahí, siento vuestro calor.