«La policía no nos quiere dejar trabajar. Todo el tiempo es persecución. Entonces, ya estamos cansados», dijo a los medios uno de los dirigentes de la protesta. El clima que se respiraba entre los más diversos sectores del transporte evidenciaba la bronca acumulada que estalló el martes 16.
Al atardecer la ciudad quedó vacía. Con las primeras sombras, las calles enmudecieron y la gente se refugió en sus casas, en un repliegue insólito en esta bullanguera capital. No fue la primera protesta, por cierto, pero esta nueva jornada de paro por parte del amplio y diverso abanico de trabajadores que se aglomera bajo el término transportistas (desde motociclistas y conductores de taxi, plataformas digitales, transporte escolar y hasta las grúas que retiran coches) fue la mayor protesta contra la ge...
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