La historia de esta cuarta y última traducción del Ulises vale por sí misma, pero también define a Russo como un editor de raza. En 2010 un tipo de Bahía Blanca le envió un correo contándole que había traducido el Ulises. Al principio creyó que se trataba de una broma, pero se decidió a llamar a ese desconocido. Marcelo Zabaloy es (como lo fue antes Salas Subirat) un traductor rara avis. Es un escritor oculto y un rugbier que aprovechó los viajes adonde lo llevó el deporte para leer el libro de Joyce y para conseguir libros que lo ayudasen a comprenderlo. Casi por azar empezó a traducirlo. Para entonces ya lo había leído tres veces en su lengua original (evitó las traducciones previas) y había dedicado cinco años a estudiar francés. En Nueva Zelanda compró ocho quilos sobre Joyce de un pro...
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