El PT no ha parado de repetir que en cuanto a candidatos presidenciales no tiene “plan B”. Ahora la candidatura de Lula pende de un hilo casi transparente.
Le corresponde al Tribunal Superior Electoral (Tse) tomar la decisión final sobre la candidatura que más apoyo recoge en Brasil. Pero recién el próximo 15 de agosto, menos de dos meses antes de las elecciones, el Tse decidirá si acepta o no formalizar la candidatura del ex mandatario.
Hasta entonces el PT podrá conservar su pretensión de mantener a Lula como su candidato, incluso mientras éste cumpla su condena de 12 años y un mes en la cárcel. Sin embargo, varios analistas políticos señalan que Lula es inelegible y no podrá presentarse a la elección del próximo 7 de octubre, ya que la llamada ley de “foja limpia” no permite que personas que hayan sido condenadas en segunda instancia (es el caso de Luiz Inácio) sean validadas como candidatos.
Los abogados de Lula pretendían intentar impedir o postergar la detención de su cliente presentando recursos de amparo o “embargos”, pero según los especialistas estos recursos no cambiarían la condena de 12 años y un mes decretado por unanimidad por los jueces del Tribunal Regional Federal 4 de Porto Alegre por recibir un soborno (un apartamento tríplex en un balneario del estado de San Pablo) de la constructora Oas a cambio de favores en la petrolera estatal Petrobras. Los abogados de Lula siempre han argumentado que su cliente no es el propietario del apartamento.