A los escritores a menudo les gusta evocar o relatar una u otra iluminación lectora que irrumpe y conmueve su práctica y su pensar literarios. Así, por ejemplo, un Juan José Saer maduro, recordando su lectura temprana de Mientras yo agonizo, de Faulkner, una tarde lluviosa de Santa Fe, comenta: “Y cuando levanté mis ojos del libro estaba oscuro afuera y mi vida había cambiado”. Algo o mucho de lo esencial que encierran estas removedoras lecturas encontramos en el brevísimo ensayo En presencia de Schopenhauer, de Michel Houellebecq, en el que el escritor decide expresar su “profunda gratitud” hacia el filósofo Arthur Schopenhauer (1788-1860) por las reveladoras iluminaciones que para él representaron dos de sus obras, Aforismos sobre la sabiduría de la vida y El mundo como voluntad y repres...
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