Ciertas prevenciones y temores resultantes de la experiencia pasada dictaron en una comisión de Diputados las limitaciones y acotaciones que deberá tener la actividad de la comunidad de inteligencia, que estará dirigida por una secretaría y controlada por el Parlamento.
La actividad de organismos estatales de inteligencia trae de suyo tres preguntas simples: por qué, para quién y cómo. Las respuestas no son nada sencillas. Por eso, desde 2016 (cuando la Presidencia, atendiendo a un debe de la época de la ministra Azucena Berrutti, elaboró un proyecto de ley sobre un Sistema Nacional de Inteligencia) el tema estuvo congelado en el Parlamento hasta hace poco, en que una Comisión especial de Convivencia y Seguridad, comenzó a analizar los casi 40 artículos del texto. Después de varias sesione...
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