Lo autobiográfico parece colonizar la ficción contemporánea. Hace un cuarto de siglo, cuando esto no estaba definido, Roberto Appratto (Montevideo, 1950) hizo su temprana apuesta con “Íntima” (1993). Ahora, y después de otras seis nouvelles más centradas en el discurso que en la anécdota, se lanza a contar una historia.
La carta perdida no es un relato solitario en la narrativa de Roberto Appratto, pero introduce una auspiciosa y fuerte variante. A Íntima le sucedieron Bárbara (1996), La brisa (2004), Se hizo de noche (2007), 18 y Yaguarón (2008), Como si fuera poco (2014) y Mientras espero (2016). No todos en la misma línea. Algunos, los menos difundidos –sobre todo La brisa–, se concentran en una vieja preocupación: qué hacer con el discurso. Otros oscilan entre la recuperación de un pro...
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