Suecia es uno de los ejemplos más exitosos y estables de democracia representativa moderna. Hay una monarquía hereditaria y un sistema parlamentario, y el rey carece de la más mínima influencia política. El país ha sido gobernado por la socialdemocracia por décadas, sólo interrumpidas por algunos cortos períodos durante los cuales los partidos de la derecha se han unido y han logrado arrebatarles el poder.
Pero el martes pasado el país quedó, en la práctica, sin primer ministro –algo que nunca había sucedido en su historia–, cuando los partidos de la derecha tradicional hicieron causa común con los ultraderechistas Demócratas de Suecia (SD) y, gracias a su mayoría absoluta, votaron en contra de un nuevo gobierno minoritario socialdemócrata-verde.
En las elecciones del pasado 9 de setiembre...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate