En el Uruguay de 2008 “Patito feo” fue uno de los programas más vistos por los menores. Dos años más tarde un estudio manifestaba que muchas de las adolescentes que fueron parte de la serie debían “comportarse como mujeres adultas” y que, tarde tras tarde, las escenas reforzaban un cúmulo de discriminaciones de todo tipo. Brecha accedió al estudio que la Anep encargó pero nunca publicó.
ESCENA 1. INTERIOR. CANTINA DEL COLEGIO. DÍA
Un hombre, Leandro, sospecha que una ex pareja de su juventud, Carmen, le oculta que es el padre de su hija. Asiste a la cantina donde ella trabaja y le pide que le diga lo que mantiene en secreto. Están solos. Ella se niega. Él se dirige una a una a las tres ventanas y las tranca. Lo mismo hace con la puerta. Ella pide que la abra. Leandro le muestra las llaves y las guarda en el bolsillo de su pantalón.
Carmen
Ay, me parece que me estoy quedando muda, Leandro.
Leandro se acerca a la cara de ella con la intención de abrirle la boca. Ella lo frena.
Leandro
Abrí la boca, por favor. Me vas a volver loco. ¿Querés volverme loco? Vos sabés que esto me pone loco. ¡Te pido por favor que hables, Carmen! Vos seguí así, que yo te voy a mostrar lo que les hacen a las chicas que no hablan. Leandrito va a abrir la puertita y usted va a quedar acá encerradita.
Ella intenta escapar. Él la detiene.
Leandro (con sorna)
No, no, no. ¿Dónde va? Hasta que no abra la boquita, no se mueve de acá.
Esta escena –de mayor duración y con algunas situaciones intercaladas– la trasmitió Canal 12, diez años atrás, a las 18 horas, momento en que niños y adolescentes suelen estar de vuelta en sus casas. Podría haber tenido la tónica de la película española Te doy mis ojos. Ella podría haber muerto de miedo, orinarse, quedar realmente muda. En cambio, es un extracto de un capítulo de la telenovela Patito feo, en que ambos personajes viven la situación con cierta gracia, como si se tratase de un juego.
En 2010, en el marco del Programa de Educación Sexual (Pes) de Anep-Codicen, se hizo una investigación titulada “Medios masivos de información y comunicación y concepciones sobre la sexualidad en niños/as y jóvenes uruguayos escolarizados”. El estudio, que coordinó Teresa Herrera, contó con Carlos Güida, Marta Leites, Turquesa Maderni, Marta Méndez y Juan José Meré. En él se analizaba la influencia de los tres programas con mayor rating en 2008: Show match, Casi ángeles y Patito feo. Pero, una vez finalizado, no fue publicado. Dado que los derechos pertenecen a Anep, Brecha solicitó al actual coordinador de este programa, Diego Rossi, el acceso al material mencionado. La respuesta fue “no se encuentra a disposición del público en la actualidad”. Sin embargo, otra dependencia de dicha administración brindó una versión digital.
RESULTADOS. Fueron insumos para aquella investigación las entrevistas a niños de la enseñanza pública de Montevideo y del Interior de entre 7 y 17 años, a profesionales de la educación y de la salud, así como a gerentes y comunicadores de radio y televisión. Patito feo era el programa más reconocido entre los menores.
En el estudio se afirma que “la superioridad masculina se manifiesta en varios planos: económico, institucional, cognitivo”. Muestra de ello es el modo en que continúa la escena narrada al comienzo. La madre de la niña –una mujer humilde que vende sombreros en una feria– permanece encerrada toda la noche en la cantina. El hombre –que en los años de distanciamiento estudió en el exterior y es una eminencia en medicina, director de un hospital y una clínica privada– va a buscar a la niña, con la que ha desarrollado un excelente vínculo desde el primer capítulo. La invita a dormir a su casa. Ella accede. Él es representado por Juan Darthés.
Tanto entre los que consideran irrelevante resucitar este estudio como entre los que insisten en que se publique, abunda el silencio. Con una excepción, los investigadores consultados pidieron no ser citados. Herrera resume la ausencia de su testimonio bajo esta explicación: “No quiero ganarme más problemas”. El único que quiso hablar fue Güida, a quien lo separan de Uruguay 1.700 quilómetros, varios ríos y una cordillera. Güida, que en la actualidad se desempeña como profesor asistente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, donde integra el Núcleo de Estudios de Género y Masculinidades, encuentra pertinente que se difunda: “Cuántos paralelismos entre lo que trasmitía esta novela –dirigida a un público tan sensible– y las modalidades en que se ejerce el poder, la superioridad masculina, la impunidad y la inmunidad en la realidad”.
La investigación sostiene que el programa reafirma “la asociación mujer igual emoción y, por defecto, varón igual racionalidad”, y también lo “socialmente aceptado” al mostrar que “los hombres imponen la razón a gritos” y “las mujeres son sumisas”. Indagó también en los mecanismos utilizados para crear la idea de verosimilitud y concluyó que uno de los aspectos que contribuyen a generar las asociaciones anteriormente descritas es el comportamiento de los adultos en uno y otro ámbito. En Patito feo se presenta una “subversión de los roles. Son los y las adolescentes que se hacen cargo de la vida de los adultos, los que aconsejan, cuidan, consuelan, protegen, orientan a los adultos, aun, y sobre todo, en cuestiones tan íntimas como los conflictos de pareja”. Para los autores, esa situación se refleja en esta época en la “dificultad de padres y madres para poner límites a sus hijos, acompañar sus procesos de crecimiento y cambios”. De hecho, de los relatos de niños y adolescentes se desprende que sus referentes no solían acompañarlos en el visionado de estos programas. La excepción, en varios casos, era Show match, que se veía en “formato familiar”, no por el cuidado de los menores, sino por un “interés” de los mayores en el programa.
El estudio observa también el “grado de tensión erótica”. En la telenovela hay dos grupos bien delimitados: las divinas, comandadas por Antonella, y las populares, entre las que destaca Patito. Las divinas intentan “imitar a mujeres adultas en poses de modelos (…) con una carga alta de sensualidad casi grotesca”. Antonella y Patito son antitéticas. La primera expresa “la imagen de la maldad, la ironía, la soberbia y la sensualidad” a través de gestos muy comunes en su personaje, como levantar la ceja y morder su labio inferior. Patito, por el contrario, utiliza lentes, aparatos fijos, lleva dos trenzas, es tímida y bondadosa. Esta investigación determinó que la diferenciación estética entre unas y otras fue la que más trascendió entre los menores televidentes, que utilizaban las categorías “flacas y gordas”. Asimismo, la percepción que tenían de los personajes masculinos era menos “exigente”: “no eran tan gordos”.
A su vez, el trabajo alertaba sobre la relación poco convencional entre padre e hija, en que se daba una “afectividad no frecuente, marcada por el lenguaje gestual (miradas, caricias) así como ausencia de barreras culturales esperables en estos vínculos (entrada al cuarto cuando Patito está en salida de baño, escenas donde la mirada del padre le recorre el cuerpo a Patito como se mira a una mujer)”.
ENCAJONADO. Cuando se realizó este trabajo, era la doctora Stella Cerrutti quien coordinaba el Pes. En 2010 cambiaron las autoridades del Codicen, asumió Julio Seoane la presidencia y, tras algún tiempo, el cargo de Cerrutti quedó en manos de Rossi. Brecha contactó a una de las consejeras de ese momento, Nora Castro, para saber cuál fue el motivo por el que no fue publicada. La respuesta fue que desconocía la investigación, aunque fuentes vinculadas a ésta argumentan que fue entregada a los nuevos jerarcas.
Al día de hoy Güida se sigue preguntando por qué un estudio que “tanto podría (y puede) aportar al sistema educativo no fue publicado en ocho años”. Para el investigador hay algo claro: “Encajonar, archivar y olvidar un estudio de estas características causa daño, perdemos como sociedad”. Patito feo fue galardonada con el Martín Fierro, el premio Gardel y se consagró como el CD y Dvd más vendidos en 2008.