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Los confusos planes de Sartori para el portal Ecos.

Juan Sartori durante la presentación de su programa de gobierno / Foto: FocoUy, Gastón Britos

Desde el comienzo, todo lo asociado a Juan Sartori está rodeado de una nebulosa. Ahora, el foco está en la pretensión de transformar el portal Ecos en un órgano de propaganda política. El testimonio de los trabajadores, en particular, de la ex editora Magdalena Herrera, es desmentido desde el comando de campaña Sartori. Lo cierto, en todo caso, es que la empresa de comunicación asociada comercialmente a Sartori no está al día con las obligaciones tributarias en el Bps.

La empresa titular del portal Ecos, Surinet SA, aparece en el listado de empresas que tienen suspendida la vigencia del certificado del Bps. Esto ocurre cuando los aportes a la seguridad social de una empresa no están al día o la deuda no está refinanciada. El documento de la Asesoría Tributaria y Recaudación del Bps, fechado el 16 de mayo pasado, indica que Surinet SA debe dos meses de aportes por seis trabajadores y, según pudo confirmar Brecha, hasta el día de ayer la situación no se había regularizado. A su vez, la propietaria de Surinet SA es una firma internacional, Quality Advisors SA, cuyo origen resulta difícil de rastrear.

Si bien el atraso y el monto de la deuda (122.100 pesos) no son significativos o, dicho de otra manera, no representan una irregularidad grave, cobra relevancia al tratarse de un medio de prensa asociado comercialmente a un empresario que aspiró a la presidencia de Uruguay y que durante la campaña prometió 100 mil puestos trabajo. Posiblemente, esto último quede en el anecdotario de absurdos electorales junto con las Medic Farma, las tarjetas que distribuyó a los jubilados con la promesa de que el 1 de marzo, si él ganaba las elecciones, podrían retirar medicamentos gratuitamente (beneficio que, además, ya existe para determinados usuarios de la salud).

Anoche, el jefe de campaña de Juan Sartori emitió un comunicado en el que niega que su comando tenga o haya tenido un nexo con el portal de noticias. Esto, luego de que la ex editora de Ecos Magdalena Herrera denunciara que el equipo del empresario le ordenara publicar contenidos contra Luis Lacalle Pou. “Venían del comando de campaña de Sartori del número dos, de Óscar Costa, y me decían: ‘De hoy en más tenés que publicar una nota por día hasta el 30 de junio, que te vamos a mandar, que tiene que estar entre las tres más destacadas y permanecer todo el día’”, contó la periodista.

El testimonio de Herrera abona las acusaciones contra Sartori de generar noticias falsas contra sus competidores nacionalistas y se suma al malestar que generaron sus denuncias improcedentes ante el Directorio del Partido Nacional y la confirmación de que uno de sus principales asesores es el venezolano Juan José Rendón, cuya fama lo apoda “rey de las campañas sucias”.

EN CASA DE HERRERO. La semana pasada Herrera se enteró a través de Óscar Costa que el portal pasaría a ser un órgano de propaganda política del sector y que quienes no se sintieran cómodos con la nueva tarea deberían renunciar. La editora, cuyo contrato fue rescindido, publicó la situación en su cuenta de Twitter y el revuelo no tardó en despertar. Inmediatamente, el equipo de comunicación de Sartori lo desmintió, aduciendo que lo único que se había trasmitido era una reestructura del medio que no implicaba cambios en la independencia periodística y que se trataba de una confusión.

Si las condiciones laborales cambian, explicaron a Brecha Pablo Ferrari, abogado que asesora a los trabajadores que están negociando su salida, y Fabián Cardozo, de la Asociación de la Prensa Uruguaya (Apu), la empresa no puede proponer a sus trabajadores la renuncia, sino que debe pagarles el despido. La legislación es clara: el cambio de reglas en el juego configura un despido indirecto. Las negociaciones aún no han llegado al Ministerio de Trabajo, ya que, en primera instancia, se optó por resolver el tema entre privados, con los abogados de ambas partes. Según explicó Ferrari, hoy la voluntad del equipo del empresario es pagar el despido a quien se sintiese despedido y seguir trabajando con el resto. Luego, los abogados de ambas partes cruzarán liquidaciones para avanzar en las negociaciones.

PARA QUÉ Y POR QUÉ. La gran mayoría de las noticias que han circulado en torno a Sartori han tenido un denominador común: la confusión y la falta de transparencia. Este caso no es la excepción. Salvo por Herrera, los periodistas continúan trabajando como si nada y tampoco tienen claro en qué se convertirá el portal. Hasta les da vergüenza entrevistar a otros políticos, porque, aunque Sartori y los suyos lo nieguen, los entrevistados creen que se los llama desde un órgano partidario y, por ende, el ejercicio de la profesión queda en cuestión. En este escenario algunos negocian su salida, pero otros no están en condiciones materiales de quedarse sin trabajo.

Por otra parte, mientras que la empresa sostiene que el cambio no será el que Costa trasmitió a la editora (es decir, que Ecos se convierta en el brazo político del sector), negocian despidos como si esta situación sí sucediera (es decir, abonar lo que corresponde legalmente para un despido indirecto). Además, según pudo saber Brecha, se maneja que a la redacción se incorporaría, para cumplir tareas de responsabilidad periodística, a tres personas de su aparato político y comunicacional, por lo que es difícil creer que el perfil editorial de Ecos permanezca incambiado.

EMBARRAR LA CANCHA. Si bien la gota que derramó el vaso fue la información trasmitida por Costa, las presiones venían desde antes. Según pudo saber Brecha, Costa había intentado publicar en el portal noticias falsas o respuestas agresivas con forma de nota periodística. Aunque los trabajadores del medio, en particular Herrera, se negaron rotundamente, la incomodidad se respiraba desde hacía tiempo. El cambio de perfil se gestaba por la vía de los hechos.

Si bien es cierto que existen sobrados ejemplos de medios de comunicación partidarios, Cardozo no recuerda otro ejemplo en Uruguay de un medio que haya hecho la transición, los que son órganos de prensa de aparatos políticos lo son desde el principio y sin tapujos. En este caso, si efectivamente Ecos se convierte en el aparato de propaganda de Sartori, tendría la particularidad de haberse ganado el prestigio de un medio “neutral” durante más de cuatro años, para pasar a ser uno con un claro sesgo solapado en la pretensión de la “objetividad” periodística.

Al margen de la falta de claridad de esta etapa, si Ecos paga los despidos a quienes lo reclaman, no habría ningún incumplimiento en términos legales con los trabajadores, aunque, según explicó Cardozo, ante la eventualidad de que se utilice el espacio para publicar información falsa, los periodistas estarían faltando al código de ética. En pleno siglo XXI, la prensa es uno de los sectores en crisis, y el periodismo es una herramienta fundamental en la democracia y la pluralidad de voces.

En el Partido Nacional han elegido no hacer comentarios, aunque, de comprobarse que Sartori quiso utilizar el espacio para perjudicar a sus competidores, es probable que le cueste al menos un pasaje por la comisión de ética del partido. Sin embargo, y al margen de cómo haya afectado a sus correligionarios, el PN deberá decidir cómo convive con este hombre de camino a octubre.

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