Montevideo se merece tener una gran Feria Internacional del Libro, pero hasta ahora parecía imposible. Sin embargo, la experiencia recogida el año pasado en la Feria de Buenos Aires, en la que Montevideo fue la ciudad invitada, abrió la puerta para jerarquizar e impulsar la propia. Un vistazo a la programación es suficiente para advertir el cambio.
No era lo más usual marcar el programa
de la Feria para que no se escapara nada. Tener que elegir entre una actividad
u otra. Correr de una a la siguiente. Encontrarse con alguien y preguntar, ¿a
cuál fuiste? Empezar a tomarle el gusto a las escaleras.
La Feria ha cambiado. Con poco, ha cambiado mucho. Cuando digo “poco”,
no es una medida de la inversión, cuyo monto ignoro. “Poco” significa, aquí,
“lo que se da por sentado que no puede faltar”. ...
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