Mientras Denis Solís lo ofendía sin descanso, el policía que había irrumpido en su casa no intentó detenerlo. Hacia el comienzo del video publicado en Facebook por el propio Solís, se ve al oficial justificarse por haber traspasado la puerta de la vivienda, que a esa hora muy probablemente estuviera abierta, como resulta habitual en Cuba. Pero el protagonista no lo deja hablar y lo cubre de injurias, desafiándolo a regresar con cuantos «esbirros» quiera. Asegura estar tranquilo; por algo cuenta con la protección de «mi presidente Donald Trump». «¡Donald Trump, tueni tueni!», grita varias veces.
Son casi las siete de la noche del 6 de noviembre en San Isidro, una de las vecindades más pobres del centro histórico de La Habana. A un tiro de piedra se levanta la pequeña casa en la que a mediad...
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