Sentado frente al escritorio de su oficina de la Torre Ejecutiva, Carlos Díaz Fraga atendió el celular, que vibraba en forma insistente. El entonces secretario antilavado (hoy fallecido) estaba en proceso de comprar un inmueble y su escribana quería hacerle algunas preguntas para terminar el papeleo y concretar el negocio. «¿Sabés que tenés que hacer el reporte, el ROS [reporte de operaciones sospechosas]?», preguntó Díaz Fraga. Cuando escuchó la respuesta, el exjerarca le explicó: «Yo soy el secretario nacional antilavado, soy un PEP [persona políticamente expuesta], por más que me conozcas, tenés que reportar». Tras cortar la llamada, Díaz Fraga miró al periodista y apuntó: «Nosotros tenemos que dar el ejemplo».
Unos cuantos años después de esa escena, el último informe de la Unidad de I...
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