Cuando en 1994 la editorial Graffiti publicó en Montevideo Ave Roc, la primera novela de Roberto Echavarren, los juicios fueron celebratorios. El libro robustecía un mito que aún «electrizaba el lomo de la gente». Fue un acontecimiento cultural y literario, o, para usar las palabras del narrador al referirse al personaje invocado, «como si hasta entonces hubiéramos criado conejos, pero de repente llegaba el olor de una pantera».
La fotografía elegida para la portada de aquella edición muestra las manos de Jim Morrison extendidas hacia la cámara, con el desasosiego de quien pide o de quien da. En la imagen de Hum, el torso se inclina hacia adelante ofreciéndose en esa cercanía, la boca entreabierta invita a soñar paraísos prohibidos. Mirar otra vez esa imagen emblemática actualiza la fascin...
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