Vivimos un tiempo de apariencia transparente. Hay demasiada luz por todos lados. Una luz fría que ha perdido su ya lejano poder místico y metafórico para revelar la verdad y que, en cambio, a través del mecanismo de la saturación, ha ido creando un velo blanquecino que uniformiza el mundo. Sin bordes ni intersticios, sin sombras silenciosas, la superficie sobreexpuesta del día ya no le ofrece puntos de apoyo al pensamiento. Este pequeño e inusual libro de Francisco Álvez Francese es una huida hacia el territorio incierto de la noche, un repliegue que parece querer convocar fuerzas que no podrían hacerse presentes en otro momento.
A lo largo de 12 breves capítulos, La noche americana presenta algo crudo en su forma. Me refiero a algo que se ha dejado deliberadamente sin cocer, y quizá de al...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate