Si bien en los últimos 15 años Clemente Padín ha ido adquiriendo entre nosotros un reconocimiento cada vez mayor como figura insoslayable de las vanguardias latinoamericanas, su obra sigue siendo esquiva. Nos referimos, claro está, a términos editoriales. Una recopilación de sus ensayos viene a subsanar al menos una parte del problema.
Y es que, a lo largo de su vida, este rochense de los pagos de Lascano que originó movimientos revulsivos y reformuló otros tantos desde los años sesenta hasta la actualidad (el neobarroco, la poesía asemántica, la poesía visual, la performance, el arte-video, el net art, el arte-correo, etcétera), también fue uno de los que divulgaron y teorizaron con rigor el territorio de los múltiples movimientos rupturistas que se fueron gestando en Latinoamérica.
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