Al otro lado del teléfono - Semanario Brecha
Carlos Albisu, la chance de la Coalición Republicana

Al otro lado del teléfono

Carlos Albisu, Luis Lacalle Pou, Coalición Republicana, Elecciones Departamentales, Elecciones 2025, Salto

Luis Lacalle Pou maneja un buen repertorio de refranes. Debe conocer uno, muy clásico, que dice que «soldado que huye sirve para otra batalla». Esa sentencia bélica bien puede haber sido la guía para decidir que Carlos Albisu renunciara a la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande (CTMSG) en setiembre de 2023, cuando la delegación uruguaya en el organismo binacional se aprestaba a rendir cuentas ante el Parlamento. Aquella vez, junto con las autoridades de Cancillería y del Ministerio de Economía, pusieron cara el reemplazante de Albisu en la presidencia de la delegación, el vicepresidente y el tercer delegado. Aquella vez, los propios socios de la Coalición Republicana (CR) –y hasta los diputados del Partido Nacional (PN)– criticaron la gestión de Albisu o mantuvieron silencios de caras largas. Solo se atrevieron a esbozar unas elusivas defensas el diputado nacionalista Alfonso Lereté y el exdiputado colorado por Salto Omar Estévez. Aquella vez, Albisu huyó. Y hoy da la batalla por la Intendencia de Salto como candidato de la CR, con el respaldo, entre otros, del propio Estévez.

Si la estrategia política de entonces no fue cuidar la candidatura de Albisu, ¿cómo se explica su renuncia a la CTMSG? Si la respuesta no estuviera en la reserva de su figura para competir el próximo domingo por el sillón departamental, al propio Albisu no le quedaría otra que admitir que lo que provocó su caída fue el grosero clientelismo (padrinazgo, dirían los politólogos) con el que dispuso el ingreso discrecional de decenas de ediles y punteros políticos al ente que presidía. Pero, después de haber pasado varios meses retirado de la palestra pública, el nacionalista volvió al ruedo empeñado en reivindicar que «lo volvería a hacer».

Aplicó, en su retorno, un cambio de imagen muy propio de su líder político a nivel nacional: basta comparar una foto suya de la actual campaña con las de sus tiempos en Salto Grande para notar su implante capilar, que luce con un corte de pelo juvenil, casi futbolístico. Pero ese es solo un punto de contacto entre Lacalle Pou y Albisu. Otras prácticas en común, menos superficiales, los han tenido a ambos caminando por el pretil de la Constitución de la República.

«Es la primera vez en la historia del Uruguay que aparece un presidente con la banda presidencial en una hoja de votación», decía el politólogo Óscar Bottinelli en octubre del año pasado. Se refería a la imagen de Lacalle Pou que aparecía en muchas de las listas que el PN presentó en las elecciones nacionales, a pesar de que el artículo 77, literal 5, de la Constitución dispone que el presidente en ejercicio no podrá «intervenir en ninguna forma en la propaganda política de carácter electoral». Ese mismo artículo, en su literal 12, disposición transitoria W, estipula que quien se presente como candidato en las elecciones internas dentro de un partido no puede cambiarse a otro dentro del mismo ciclo electoral. Por eso los candidatos de la CR en Montevideo y Canelones no pusieron su nombre para las internas de sus partidos en junio de 2024. Albisu tomó la misma precaución, pero dejó que su foto encabezara las listas blancas en Salto.

* * *

Lacalle Pou ya había jugado fuerte en las departamentales de 2020 desde la Presidencia, cuando nombró a su delfín político al frente de la CTMSG y participó en actividades del organismo en plena campaña, bajo el reproche de Julio María Sanguinetti y otros colorados que, en ese momento, apoyaban la candidatura de Germán Coutinho. Ahora, fuera de su investidura, eligió la plaza Artigas de Salto para volver a participar en un acto político público. En una suerte de teatralidad paternalista, dijo que «en los dirigentes políticos de Salto de la Coalición» ha habido «maduración» para «no hacer dos veces lo mismo». El plural correspondía: parte del Partido Colorado (PC) también participó en el festín de Salto Grande. Pero ese lugar de padre consejero pretendió poner distancia entre el exmandatario y los «errores» de sus socios en Salto, a los que amparó durante tres años hasta que el asunto estalló en la agenda pública (varios ediles que siguen en la CTMSG integran en esta elección listas de la Coalición). Ya sin el traje presidencial, el domingo pasado el exmandatario resumió sin ambages su puente con el departamento del litoral: «Como la actividad política es una actividad colectiva, muchas cosas de las que hicimos aquí enSalto en el gobierno tienen nombre. El que levantaba el teléfono para llamarme era Carlos Albisu», ventiló Lacalle Pou, aunque el ahora candidato a intendente no tenía un cargo electo por la ciudadanía y, a partir de setiembre de 2023, no tuvo cargo alguno.

El nuevo gobierno frenteamplista designó al ingeniero y expresidente de UTE Gonzalo Casaravilla en el lugar que antes ocupó Albisu y el presidente Yamandú Orsi estará hoy jueves en la presentación de la nueva delegación en la represa. Orsi pasará también por el Hospital de Salto y entregará un predio a un club de fútbol. Jugará él también, así, su partido.

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Aquella vez, la de la interpelación por Salto Grande, había en el Parlamento otros candidatos. Desde las barras, lejos de los focos, observaba la discusión Marcelo Malaquina, que se impuso sobre Coutinho en la interna colorada y es el otro candidato por la CR. El fraccionamiento del PC y sus apoyos divididos entre Malaquina y Albisu fueron el principal motivo de fricciones en el experimento político coalicionista salteño.

También estuvo en la interpelación el diputado Álvaro Lima, hermano del exintendente Andrés Lima y uno de los candidatos del Frente Amplio (FA). Este último cosechó magros resultados en su campaña presidencial del año pasado y quedó fuera del Senado, pero podrá seguir haciendo política a su manera como presidente de Mevir. Esa manera que, en buena medida, se asimila a la de los partidos tradicionales. La elección de su hermano como eventual sucesor dice suficiente sobre el punto. Contra Andrés Lima pesa una denuncia penal (extremo que el FA no cruzó con Albisu en Salto Grande) por supuestos favoritismos en la gestión de terrenos para cooperativas de viviendas.

Mientras el exintendente recorría el país como candidato presidencial, al frente de la comuna quedaba el secretario general, el comunista Gustavo Chiriff, que esta vez lanzó su propia candidatura y ha difundido afiches de campaña en los que aparece junto con el presidente de la Asociación de Empleados y Obreros Municipales de Salto. La terna la completa Ramón Fonticiella, primer intendente del FA en el departamento. Criticado en su momento por propios y extraños por designar a su hijo al frente de la dirección de Turismo, en 2005, hoy Fonticiella encabeza un movimiento de férrea oposición a Lima. Es que en Salto el FA no ha zurcido su interna como ha hecho, por ejemplo, en San José. Y hoy el único gobierno que pudo retener en las departamentales pasadas fuera del área metropolitana está en disputa ante el partido coalicionista, que, como tal, solo allí tiene chances de obtener un intendente.

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