Hasta la década de los 60 el cuidado del ambiente no estaba dentro de las preocupaciones de los Estados ni de los organismos multilaterales. El voraz impulso industrial no dejaba lugar para pensar en los efectos que le podía traer al planeta la explotación de los recursos naturales. El avance y el progreso alimentado con base en el cemento implicaría modificaciones a la geografía y los ecosistemas locales, sin que se calibrara el impacto. Bajo este paradigma se construyó parte de la rambla sur hace más de 100 años. Ganarle metros al mar para tener una conexión vial entre el centro y el este de la ciudad devoró dos playas hoy olvidadas. Hoy en día, una obra de esas características no podría pasar ninguna evaluación de impacto ambiental, pero estos parámetros y discusiones no estaban present...
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