Era 7 de marzo de 2023 y Wang Gang estrechaba la mano de Gustavo Penadés. El embajador de China en Uruguay recibía así la visita del flamante presidente del Parlasur, todavía considerado el senador más respetado del Partido Nacional (PN). A nivel público, Penadés aún gozaba del prestigio construido durante casi tres décadas de trayectoria parlamentaria. Faltaban 21 días para que comenzara su derrumbe. Y, sin embargo, en su celular ya recibía mensajes alusivos a abusos sexuales de menores, remontados precisamente a los inicios de su carrera como legislador.
«Hola dime algo Gustavo… soy yo el que lo criaste de los 13 pirulos.» Textualmente, ese fue el quinto mensaje que recibió aquel día el entonces senador de parte de un adulto –hoy con más de 40 años– que venía escribiéndole desde principios de mes. En los chats extraídos del celular del nacionalista a pedido de la fiscal Alicia Ghione consta que esa persona se comunicó con Penadés al menos desde el 1 de marzo hasta el 29 de marzo de 2023. Del contenido de los mensajes, sin embargo, se desprende que los intercambios venían de antes.
El primer día de ese mes el interlocutor de Penadés, al que llamaremos Jorge, le escribió preguntándole: «¿Qué pasa con el trabajo? Por dios, Gustavo. Que me llamen. Mis cosas no están bien y todo es plata». Del mismo tenor serían los mensajes que le enviaría durante el resto de la jornada. Al parecer, Penadés le había prometido conseguirle trabajo en un lugar concreto (se omiten aquí el departamento de residencia de Jorge y otros datos para resguardar su identidad). «Esperé todo el día ese llamado y nada, Gustavo. Por favor, vos y yo sabemos que levantás la voz y yo arranco mañana», imploraba Jorge. Pero el dirigente de la 71 no le contestaba, y no lo haría al día siguiente ni al otro, a pesar de la insistencia y la desesperación mostrada por su interlocutor, que le decía que se le vencía el convenio de la luz y que necesitaba comprar algunas cosas para su hijo, que arrancaba las clases.
Hasta ahí, podría tratarse de uno más de los tantos diálogos en los que un ciudadano le pide trabajo o favores a un político. Sin embargo, ante aquella alusión a los «13 pirulos» que llegó una semana después de iniciado el intercambio, Penadés reaccionó. Media hora más tarde, Jorge cambió el tono de sus reclamos. «Gracias, Gustavo. Justo estaba mi mujer y me entran los nervios para hablar, ja. Bueno, no olvides hablar del trabajo. Gracias por estar», le escribió; cinco horas después agregó: «Gracias, Gustavo. Pude comprar cosas para la escuela».
En los días posteriores, Jorge seguiría reclamándole a Penadés por el trabajo y, en vistas de que no se concretaba, pasaría a pedirle ayuda directa. «Perdón por pedir pero te agradezco. Con lo que vos me venís ayudando es con lo que vengo comiendo», le escribió el 15 de marzo, y le avisó que al otro día sería su cumpleaños. El 16, le recordó cuando en años anteriores «salíamos a comer y a comprar ropa, me regalabas perfumes y ahora ni me llamás». Penadés había vuelto a llamarse a silencio, pero su respuesta llegaría ante el ofrecimiento de contenido sexual. «¿Quieres que te mande videos como te gusta a vos? Dime», preguntó Jorge. «Jajajaja, mandá», respondió Penadés. Entonces empezaron a circular los mensajes subidos de tono, los videos y las fotos, con Penadés reclamando más material. «Te ganaste 2.000 pesos por tu cumple. Te los mando en un rato», resolvió finalmente el legislador a las 13.35 del 16 de marzo, y a las 20.32 confirmó el giro: «Ya tenés en Mi Dinero». En los meses siguientes, varias de las víctimas que declararían en la fiscalía coincidirían en que ese monto, 2.000 pesos, era la remuneración que Penadés solía pagar por favores sexuales.
A partir de allí no constan más respuestas del exlegislador, que incluso llegó a bloquear a Jorge en una de las vías de comunicación (se escribían por WhatsApp y por mensajes de texto). Sin embargo, el hombre le seguiría reclamando trabajo y ayuda económica, e incluso le mandó una foto de su heladera casi vacía para ilustrar las necesidades que pasaba. También volverían las alusiones a los inicios de la relación. «¿Te llegan mis mensajes? Pensar que cuando era yo pendejo me atomizabas a mensajes para coger. Con 13 pirulos», le reclamaba el 24 de marzo, y al otro día, ya más amenazante: «Desde los 13 años hice lo que pedías. Mejor no aclaro por ahora».
Tres días después, Romina Papasso diría en el programa Hacemos lo que podemos que Penadés había abusado de ella hacía 17 años, cuando era menor. El programa fue emitido a la tarde. Sin embargo, ese mismo 28 de marzo, de mañana, el senador recibió en su celular mensajes referidos a un episodio igual, pero anterior. «¿Me vas a borrar después de 30 años haciéndolo? Año 1995, ¿te acuerdas?» En aquel entonces, Penadés asumía por primera vez una banca en la Cámara de Diputados. Tenía 30 años.*
Los mensajes entre ambos terminarían el 29 de marzo. Minutos después de finalizada la recordada conferencia de prensa en la que Penadés negó las acusaciones de Papasso, Jorge le escribió: «Te escuché y enseguida tuve varios llamados. Bueno, Gustavo. Te sacaste un peso de encima. Vamos arriba. Pero cuidate». Y luego: «Por favor no te olvides de lo mío… que yo sí tengo el comodín».
A DOS BANDAS
El testimonio de Jorge forma parte de las más de 100 mil páginas de documentación recabada del celular de Penadés, que –según la propia fiscal Ghione– todavía no han sido analizadas completamente. Su relevancia para la causa dependerá del peso que le otorgue el equipo fiscal como posible prueba en contra del exlegislador. Pero, de todas formas, las fechas de los intercambios contradicen la teoría de la defensa de Penadés, que acusa a Papasso y a otra de las víctimas, Jonathan Mastropierro, de haber armado una «trama» en su contra.
Para reforzar la idea de esa confabulación, los abogados de Penadés reflotaron la información contenida en el flujograma elaborado por el exdirector del ex-Comcar Carlos Taroco, a pesar de que el policía y otros cómplices fueron condenados por las pesquisas ilegales utilizadas para elaborar ese esquema. Algunos de los datos que recabaron a través de, entre otros métodos, espionaje ilegal han sido divulgados en distintos medios durante este mes, especialmente luego del descrédito público al que se expuso Papasso tras su confesión de la denuncia falsa contra Yamandú Orsi.
Pero la fiscal Ghione y la defensa de las víctimas han reiterado que la causa sigue firme. Como informó Brecha, la mitad de las víctimas denunciantes no llegaron a la causa través de su vínculo con Papasso o Mastropierro, sino por voluntad propia. Entre ellos está el hombre que denunció haber sido abusado por Penadés cuando tenía 9 años y el exlegislador era adolescente. Además, la fiscalía cuenta con escuchas telefónicas y detalles de transferencias bancarias que representan indicios de los pagos a menores de edad para ejercer actos eróticos.
También los chats que ahora divulga este semanario, anteriores a la denuncia de Papasso, avalan la teoría de que los actos ilícitos de Penadés se extendieron durante años, con diversas personas. En la lectura de esa conversación queda claro que el ex hombre fuerte del herrerismo no solo no negó los abusos referidos por Jorge ni reaccionó denunciando en la Justicia que se lo presionaba con relatos falsos, sino que, después de recibir claras referencias a aquellos episodios de los noventa, le pagó a su interlocutor por contenido erótico.
Las revelaciones del celular del exsenador nacionalista se producen en medio de los embates jurídicos, mediáticos y políticos contra la causa que lo tiene en el centro de la escena, que tiene vasos comunicantes con la frustrada denuncia penal contra el precandidato frenteamplista Orsi. Esa causa terminó con Papasso, la primera denunciante de Penadés, imputada por simulación de delito y con una de sus amigas, Paula Díaz, que fue condenada, declarando públicamente que la denuncia contra el legislador blanco era mentira.
A esto se le sumó la difusión del chat entre Penadés y el entonces presidente del PN, Pablo Iturralde, en que este último hacía gala de las supuestas presiones ejercidas a la fiscalía para lograr beneficiarlo. Las expresiones de Iturralde estuvieron sobrevolando la última audiencia de la causa, en la que la defensa de Penadés reclamó –sin éxito– la declaración anticipada de Díaz. En esa instancia, la fiscal Ghione defendió su actuación y la de su equipo de trabajo y habló de la información que aún falta procesar. También cuestionó los «livianos» informes entregados por la Dirección General de Lucha Contra el Crimen Organizado sobre el material extraído de los celulares incautados a los imputados. En los hechos, Díaz ya declaró ante Ghione.
QUIETUD POLÍTICA
El insuceso de Iturralde tuvo impactos disímiles a nivel político. Desde el Frente Amplio (FA) se consideró que la renuncia fue un intento de cerrar el tema, pero que aún falta dar explicaciones. En este marco, el presidente de la coalición de izquierdas, Fernando Pereira, se reunió con los legisladores frenteamplistas para definir los pasos a seguir, con la conclusión de que el ámbito parlamentario no otorga demasiados flancos de acción; una de las puertas abiertas es analizar el tema como asunto político y que el Parlamento deba pronunciarse.
«La renuncia no es una explicación; no puede ser utilizada como un elemento disuasorio. […] Es un momento político en el que tenemos que tener certezas de que el rol de las instituciones se va a cumplir y que haya un normal desarrollo de la democracia», dijo la diputada Micaela Melgar, una de las voceras de la reunión. El otro vocero, el senador José Carlos Mahía, dijo que los chats representan «una perla más de un collar que ha estado lleno de escándalos a lo largo de este gobierno» y llamó «a no naturalizar que estas cosas sucedan en el país». Además, afirmó que le llamaba la atención que las expresiones de Iturralde no hayan tenido «un reproche institucional de su partido» y que no se imagina a ningún presidente del FA «haciendo gala, en ninguna conversación, de presiones sobre los fiscales del país».
En filas del oficialismo, la actitud fue más complaciente. El PN apuntó a la reducción de daños. Los chats se definieron como una conversación personal filtrada con fines espurios y se valoró como valiente la renuncia de Iturralde. Incluso, el senador Sergio Botana justificó que el expresidente blanco «se moviera» para evitar que la fiscal Mariana Alfaro asumiera en la causa, porque de lo contrario el exsenador nacionalista «estaba precondenado».
Por su parte, el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Colorado expresó su «preocupación y disgusto ante posibles interferencias políticas en cuestiones procesales», así como su confianza en la actuación de jueces y fiscales. Sin embargo, con el paso de las horas, las huestes coloradas comenzaron a aplacar sus críticas señalando las expresiones de Iturralde como una mera «fanfarroneada». También el exministro de Trabajo y candidato del Partido Independiente, Pablo Mieres, habló de preocupación, pero criticó al FA porque «todo lo convierte en una catástrofe y se olvidan de las cosas que les ocurrieron a ellos cuando gobernaban».
Por el lado de Cabildo Abierto, más allá de algunas críticas aisladas, aprovecharon la situación para reforzar sus reparos a la actuación de la Fiscalía General de la Nación: «La politización de la Justicia constituye un bochorno para la democracia uruguaya», escribió el senador Guido Manini Ríos en redes sociales. Esa es otra de las líneas coincidentes en filas oficialistas, que trasvasa a todos los partidos de la coalición multicolor. «Todos los días se están desnudando las falencias y las debilidades del sistema que creó el FA», dijo un diputado colorado a Brecha, y criticó que el fiscal de Corte asume «cotas de poder muy grandes» y afirmó que hubiera sido muy bueno que el Poder Ejecutivo aceptara la propuesta del colegiado. Como parte de esta estrategia, los senadores oficialistas aprobaron la convocatoria a la Comisión General del ministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira, para hablar sobre la situación de la fiscalía y las filtraciones de información reservada.
En diálogo con Brecha, Mahía consideró que el plan disuasorio del oficialismo parece centrado en una nueva arremetida contra la fiscalía. «Cuando salen a pegarles a los fiscales o a hablar de la fiscalía como un comité de base, es para poner el foco donde no está el problema. Quieren distraer el foco de atención, que se discutan otras cosas y no que se intentó presionar», opinó Mahía, y valoró que en esa línea también se encuentra la propuesta para modificar la ley de género. Melgar, por su parte, incluso apuntó en conferencia de prensa que la propuesta de modificar la ley era indignante y que la eliminación de la condena económica contra los abusadores «está hecha a la medida de Penadés».
Esta semana, Diego Cuiñas, un funcionario del Parlamento que ayudó a Penadés en sus intentos de identificar a las personas que lo denunciaban, pagó 10 mil dólares a cada una de las cuatro víctimas de sus actos, incluida Romina Papasso. Si prospera el proyecto del Poder Ejecutivo, Penadés no tendría que pagar y sus víctimas deberán presentar una demanda civil para ser resarcidas, con los riesgos de revictimización que eso conlleva.
La oposición sí tiene decidido ubicar el foco en el Ministerio del Interior, no solo por la trama montada por Taroco para beneficiar a Penadés, sino por las recientes declaraciones de Ghione sobre la liviandad de los informes entregados por la Policía, que la llevaron a pedir la intervención de Asuntos Internos. Por estos dichos, el FA convocará al Parlamento al ministro del Interior, Nicolás Martinelli, aunque aún no se definieron las características de la citación.
*Por error, una primera versión de esta nota decía que Penadés tenía, en 1995, 40 años.
El apoyo de Maciel y la gesta franquista
Por las mismas horas en que el presidente del PN exhibía su capacidad de influencia en la Fiscalía General de la Nación, llegaban decenas de mensajes de apoyo al celular del senador caído en desgracia por explotación sexual de menores de edad. Algunos provenían de la militancia del núcleo más duro de la Lista 71, pero otros eran de algún integrante del gobierno que quizás debería haber demostrado más distancia con el investigado, por ser uno de los mandos de la estructura policial. «Gustavo, mi solidaridad contigo. Te mando un fuerte abrazo», le escribía el 30 de marzo de 2023 el entonces subsecretario del Interior, Guillermo Maciel (como se recodará, el viceministro debió dejar su cargo luego de los mensajes intercambiados con la vicecanciller Carolina Ache a propósito del caso Marset). Algunos mensajes que le llegaron un día después resultan algo más curiosos, pero también ilustrativos en términos ideológicos. El inspector nacional de Trabajo, Tomás Teijeiro, otro de los hombres fuertes del herrerismo, optaba por frases épicas y motivacionales sobre la gesta franquista: «“En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado”. El Generalísimo Franco. Burgos. 1º de abril de 1939». «Un recuerdo a los héroes de la Cruzada», remataba el dirigente que hoy se encarga de supervisar las investigaciones sobre las condiciones laborales en Uruguay.