Llegué al Chuy el
sábado 26, a eso de las siete y media de la tarde. O de la noche. Era ese
umbral entre esas dos partes del día, en un lugar que siempre fue el umbral
geopolítico de ese Uruguay que más de uno insiste en llamar “tierra adentro”.
Podríase decir que el clima era de una calma festiva, y eso se corresponde con
el perfil del fronterizo, su idiosincrasia. Las banderas del Frente eran –son–
mayoría en esta ciudad que desde los setenta mostró una marcada tendencia hacia
la izquierda y así se ha mantenido frente al Brasil bolsonarista. Las
explicaciones plausibles son numerosas y exceden esta breve nota. Pero quizá
valga recordar que esta ciudad siempre se ha mostrado como el epicentro de los
exiliados del mundo, así como del sistema. Y quien conoce esos exilios en carne
propia, po...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate