Un ángulo posible, también infrecuente, del análisis y explicación de los fenómenos delictivos que caracterizan nuestro presente consiste en tratar de establecer cierta conexión con sus antecedentes, es decir, con fenómenos delictivos similares verificados en el pasado reciente, en particular durante el período previo al golpe de Estado en Uruguay. […]En ese sentido, llamamos la atención acerca de que, al menos en nuestra experiencia pre-golpe (1968-1973), el delito común, su represión y penalización constituyeron una condición necesaria para que se instalara un doble proceso de “criminalización” y “prisionización” que le aseguró al Estado un plus de poder institucional –real y simbólico–, por sobre ciertas limitaciones institucionales, controles parlamentarios y garantías legales del Esta...
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