El riesgo era importante: versionar la novela de Armonía Somers. La mujer desnuda, publicada por primera vez en 1950, causó un escándalo en la calma burguesa montevideana de aquella época. No parecía posible llevar a la escena su denso material, poético y onírico. Sin embargo, la directora Leonor Courtoisie sentía una pulsión y un deseo suficientes, y asumiendo el rol de creadora escénica trabajó junto con el elenco, el equipo técnico y en diálogo con la dramaturgista Laura Pouso para que lo imposible se hiciera carne en las tablas. El resultado: un inquietante ejercicio de laboratorio con una potencia pocas veces vista.
Courtoisie tiene una amplia trayectoria como actriz, con participaciones en el mundo del cine, además de ser escritora y llevar adelante la editorial Salvadora Editora. En...
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