Hay quienes se refieren a Hirokazu Kore-eda como “el Ken Loach japonés”, por su conexión humanista con las clases trabajadoras, por filmar dramas domésticos en los cuales personajes sencillos se desenvuelven en su quehacer diario, conversan, discuten o cenan juntos, y en los que dicen mucho más de lo que aparentan. Un pequeño ciclo en Cinemateca1 es la excusa para repasar el estilo y la sólida obra de uno de los más importantes directores contemporáneos.
Habitualmente también se lo compara con el maestro japonés Yasujiro Ozu, señalando sus obvias coincidencias con el estilo reposado y cotidiano de este. Kore-eda suele centrar sus abordajes en diversos integrantes de un mismo grupo familiar, dando cuenta del recambio generacional, del choque entre tradición y modernidad, del transcurrir del...
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