Pablo Carrasco tenía el sueño de completar una cadena de negocios en la industria cárnica. Parte de ese sueño era comercializar un producto de alta calidad –la carne criada a pasto– en Estados Unidos, uno de los mercados más grandes del mundo, «donde todos querían estar». El negocio se hizo a través de la marca Stradivarius, por medio de la empresa Del Terruño LLC. Incluía la captación de inversores que permitieran financiar el sueño.
Pero había un problema: la doble tributación. «No había un tratado para evitarlo», dijo Carrasco ante el fiscal Rodríguez. Por eso, los exsocios de CG acudieron a los servicios de Baker Tilly Uruguay, para «que nos hiciera un desarrollo de cuál era la jugada», es decir, para evitarse el pago de impuestos, explicó Carrasco. El modelo ofrecido fue crear dos em...
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