Las historias se mezclan y las pesadillas no acaban. A tres años del desastre de Mariana, otro dique devasta Minas Gerais, en Brasil. La mina Córrego do Feijão reventó y entre muertos y desaparecidos ya hay más de trescientas personas. Las víctimas son otras, pero los responsables son los mismos: la minera Vale –una de las más poderosas del mundo– y un modelo minero-energético en el que vidas como las que pueblan estas líneas parecen no valer nada frente a la desaforada sed de lucro.
“Era como si el mundo se
estuviese acabando. Yo sé que nadie escuchó el mundo acabándose, pero esa fue
la sensación que tuvimos. Fue mucho ruido y mucho polvo”, dice Renato. Sus
palabras podrían haber sido pronunciadas por algún habitante de Brumadinho,
pequeño municipio del estado de Minas Gerais, afectado po...
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