Como narra la abogada Claudia Cesaroni en su libro Masacre en el Pabellón Séptimo (véase Brecha, 10-I-14), una protesta de los reclusos derivó en el ataque de los funcionarios del spf. Los presos murieron a balazos, quemados o asfixiados por el humo del incendio que se inició durante el ataque, ante el cual los policías nada hicieron: simplemente los dejaron morir.
La matanza fue disfrazada de “motín” y la justicia archivó la causa, decretando el sobreseimiento provisorio de todos los imputados. Pero en 2011 Cesaroni comenzó a investigar y el año pasado solicitó la reapertura del expediente al juez Daniel Rafecas, quien en una primera instancia rechazó el pedido declarando la incompetencia del juzgado que presidía. El fallo fue apelado, por considerarse que “desconoció constancias de la ca...
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