De paseo por el apartheid - Semanario Brecha
El viaje a Israel de 15 diputados de la oposición, invitados por la embajada

De paseo por el apartheid

Israel dio este año un refuerzo presupuestal «sin precedentes» a la política de tours guiados para políticos y comunicadores extranjeros, en medio de una oleada de acusaciones de genocidio, tortura y uso del hambre como arma de guerra. En Uruguay, la nueva excursión, la más nutrida de los últimos años, llega en momentos en que Israel y sus aliados locales buscan la reapertura de una oficina estatal uruguaya en la ciudad ocupada de Jerusalén.

Pablo Abdala, diputado nacionalista. Focouy, Gastón Britos.

Quince diputados de la oposición irán por una semana a Israel invitados por la embajada de ese país. Serán ocho del Partido Colorado y siete del Partido Nacional. El viaje continúa una tradición de visitas guiadas a Israel de políticos y comunicadores uruguayos que se remonta a los años sesenta y que, durante el genocidio en Gaza, se ha mantenido firme con viajes de intendentes y periodistas uruguayos. Documentos internos del Estado de Israel enmarcan la práctica en una política oficial de cultivo de lealtades personales con políticos y comunicadores de todo el mundo. «La más efectiva de las herramientas de la hasbará», estos viajes son considerados «críticos» para la estrategia a largo plazo que busca blindar al Estado contra los reproches a la ocupación sobre los palestinos y a su política de apartheid.

La primicia la dio El Observador el miércoles 5, cuando informó que el hecho de que «viajen tantos legisladores de la oposición es motivo de chistes en el Parlamento». Pero la verdadera novedad, consignó el portal, es que por primera vez en viajes de este tipo no irán diputados frenteamplistas, ya que todos los invitados se negaron a asistir. Uno de los convidados que no irá es el diputado Carlos Varela. El legislador de Asamblea Uruguay, que ya viajó a Israel años atrás en otra comitiva de políticos uruguayos, por gentileza en ese momento del Comité Central Israelita del Uruguay y de la B’nai B’rith Internacional, dijo a Brecha que su razón para no ir esta vez es doble. Se funda tanto en compromisos de agenda previos como en su convicción de que la situación en la zona ahora es «extrema» y «no es adecuado ir en estos momentos». Varela sostuvo que «es una invitación del gobierno de Israel y yo tuve una posición muy crítica con ese gobierno por lo que está sucediendo en el conflicto en Gaza». El diputado señaló que su decisión es totalmente personal: «No hubo ninguna decisión política del Frente Amplio (FA) sobre viajar o no viajar a Israel. Ni en el secretariado ni en la bancada se discutió este tema».

Entre los que sí viajarán está el diputado nacionalista Pablo Abdala, quien dijo al semanario que nunca estuvo en Israel ni en otra parte de Oriente Medio y que «esta es la oportunidad de entrevistarme con las autoridades de ese país y de visitar la Universidad Hebrea de Jerusalén». Sobre esa casa de estudios, afirmó que «nuestro país tiene intereses en común» y «hoy es motivo de polémica en función de las decisiones que ha tomado el gobierno, que en principio no comparto», en referencia a la decisión de «congelar» el funcionamiento en su sede de una oficina de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII). En los últimos días su reapertura ha sido reclamada públicamente por las autoridades de la B’nai B’rith Uruguay, la embajadora de Israel y dirigentes opositores.

Preguntado sobre si él o sus compañeros de bancada piensan incorporar al itinerario fijado previamente por la embajada alguna visita a territorios palestinos ocupados por Israel para conocer su realidad, Abdala dijo que hasta el momento no se puso «a reflexionar sobre eso» y que se imagina que hay «razones vinculadas a la seguridad» que probablemente no lo permitan. Además, sostuvo: «Aceptar una invitación de un país amigo con el que tenemos relaciones diplomáticas estrechas como es Israel no implica una manifestación política de mi parte». Consultado sobre si aceptaría una invitación de la Autoridad Nacional Palestina para visitar Cisjordania, el diputado nacionalista prefirió no responder a lo que consideró «una pregunta capciosa».

Por estos días unos 700 palestinos de Jerusalén Este enfrentan una posible expulsión por orden de la Justicia israelí tras una iniciativa de colonos que buscan «restaurar la vida judía en el corazón de Jerusalén». Es el último capítulo de un proceso de limpieza étnica en territorio ocupado denunciado por organizaciones de derechos humanos desde 1967. En Cisjordania, la violencia del Ejército israelí y los colonos judíos alcanzó ahora un nuevo récord. El mes pasado la ONU registró un promedio de ocho ataques por día contra civiles palestinos. Según el organismo, los colonos vienen incendiando campos, casas, mezquitas. La prensa israelí asegura que operan en tándem con el ejército. Israel ya lleva asesinados a 1.000 palestinos en Cisjordania desde octubre de 2023, incluidos más de 200 niños, informa Naciones Unidas.

En Gaza, en un mes y diez días de alto el fuego, los palestinos asesinados por Israel superan los 300, según autoridades de salud de la franja. Los muertos confirmados desde octubre de 2023 están en torno a los 70 mil, cifra considerada menor a la cantidad real de muertos por organizaciones de derechos humanos. Israel justifica estos hechos como respuesta a la masacre de 1.195 israelíes en un ataque de milicias palestinas el 7 de octubre de 2023. El Estado israelí continúa, además, sin pausas, sus ataques contra Líbano, donde hace tres días mató a 13 personas a pesar de un alto el fuego firmado en 2024.

Brecha intentó, sin éxito, comunicarse con varios diputados colorados que viajarán a Israel. En la delegación estarán, según confirmó el semanario, Conrado Rodríguez, Felipe Schipani, Gabriel Gurméndez y Elianne Castro, quienes prefirieron no hacer declaraciones. La embajada de Israel aseguró a Montevideo Portal que no divulgará la lista de asistentes y dijo al semanario que no tiene nada para comentar sobre el viaje.

INVERSIÓN «SIN PRECEDENTES»

La cancillería de Israel se puso como meta este año llevar al país a 10 mil visitantes de diversos ámbitos, incluidas la política, la academia y la cultura, «con el fin de mejorar la imagen de Israel a nivel mundial». Así lo informó en setiembre una investigación de una alianza de medios públicos europeos, con base en un documento oficial de la cancillería de ese país, de febrero de este año (véase «Tapalo con plata», Brecha, 19-IX-25). A partir de entrevistas con participantes, la investigación sostiene que en lo referido a Gaza estos tours son planeados «con atención a cada detalle para promover una narrativa específica: que Israel no es responsable de la crisis humanitaria» e «impedir que se vea la situación completa en el terreno». Según el canal israelí i24 news, las visitas organizadas por la cancillería «incluyen recorridos por el sur y las comunidades circundantes, encuentros con supervivientes de la masacre del 7 de octubre, proyecciones de videos de las atrocidades, visitas a Jerusalén y al norte, y reuniones con figuras destacadas».

«La herramienta de hasbará más eficaz consiste en organizar viajes al país para personas influyentes y líderes de opinión. Se ha demostrado reiteradamente que la presencia de figuras destacadas de todo el mundo en el terreno genera un aumento significativo y positivo del discurso sobre Israel. Posteriormente, otros se hacen eco de esa actividad; por lo tanto, se concluye que las visitas de delegaciones son una herramienta crítica que debe ampliarse», informó el diario oficialista Israel Hayom el 14 de agosto, en un resumen de lo concluido por un informe de 136 páginas que circula en la interna del gobierno israelí.

La suma actual destinada a la cancillería para pagar estos viajes está entre los 18 y los 40 millones de dólares, según distintas estimaciones del diario Yedioth Ahronoth y de i24news, que la consideran un desembolso «sin precedentes». El fortalecimiento presupuestal es parte de una partida extraordinaria de 150 millones de dólares decidida por el parlamento israelí el año pasado y destinada a la cartera de exteriores. Según declaraciones públicas del canciller Gideon Sa’ar, estos fondos son para financiar acciones destinadas a «influir en la prensa extranjera y en las redes sociales», como parte de una «guerra de conciencias».

Este es el dinero empleado únicamente por la cancillería de Israel. Pero hay muchos otros actores que de forma casi permanente invierten sumas considerables en llevar delegaciones extranjeras al país con los mismos objetivos. Entre ellas se incluyen grandes organizaciones judías del extranjero, diferentes ONG pro-Israel, redes sionistas cristianas, sindicatos y universidades israelíes, donantes filantrópicos e iniciativas privadas de relaciones públicas, en ocasiones aliadas entre sí o con distintas reparticiones estatales israelíes. Por ejemplo, el viaje del entonces intendente de Canelones, Yamandú Orsi, a Israel en 2023 no fue por iniciativa de la embajada, sino del Comité Central Israelita y el Congreso Judío Mundial (CJM), a través de su filial, el Congreso Judío Latinoamericano. Desde hace décadas el CJM lleva delegaciones de todo tipo a Israel, desde políticos latinoamericanos hasta jueces federales estadounidenses o directivos de clubes de fútbol alemanes. Estos viajes suelen financiarse con aportes de organizaciones comunitarias judías de los países de los invitados o con donaciones de empresarios amigos. Los itinerarios y los objetivos de estos viajes, no obstante, responden al mismo modelo que los orquestados por la cancillería israelí.

Otro ejemplo: en marzo de 2023, en paralelo a una visita oficial de autoridades uruguayas a Israel para instalar la oficina de la ANII en Jerusalén, viajó desde Uruguay una de las tantas comitivas de gerentes y empresarios que han ido a Israel en los últimos años. La organización y la guía estuvieron a cargo de Conexión Israel, empresa privada que trabaja en conjunto con el Estado israelí y que está a cargo del uruguayo Roni Kaplan, que en sus ratos libres es portavoz de las fuerzas armadas de Israel. En 2017, una delegación de dirigentes del PIT-CNT viajó gratis a Israel invitada por la central sindical Histadrut, una organización que, según el último libro del historiador israelí Ilan Pappé, está implicada en viajes propagandísticos de hasbará para dirigentes obreros y de izquierda desde 1949.

UN MODUS OPERANDI DE LARGA DATA

Hay elementos repetidos en todas las excursiones: son infaltables los paseos por Tel Aviv (la cara moderna y progresista del Israel emprendedor) y la ciudad ocupada de Jerusalén (la faz «milenaria» y «espiritual» del «Estado judío»). La otra constante es que estas visitas nunca incluyen territorios palestinos ocupados por Israel, ni barrios o aldeas palestinos dentro de Israel, ni reuniones con palestinos. Invariablemente, los visitantes tampoco parecen interesados en tomar la iniciativa de incorporar estos elementos a su viaje, contentándose con el argumento de los anfitriones de que no es conveniente «por razones de seguridad».

Por lo demás, hay una considerable flexibilidad que tiene en cuenta el imaginario y las proyecciones del invitado. «Cuando se detectaba que quien viajaba era, por ejemplo, alguien especialmente religioso, se hacía énfasis en llevarlo a los lugares santos, vinculados a la historia de Jesús y cosas así. Si se trataba de alguien de izquierda, se lo llevaba a reunirse con sindicatos y a ver los kibutz. Si era un intendente o empresario, los paseos tenían que ver con la industria y la tecnología», dice a Brecha Gerardo Leibner, historiador uruguayo radicado en Israel, sobre los viajes realizados por políticos uruguayos en las décadas del 60, el 70 y el 80.

Leibner publicó el año pasado una pormenorizada reconstrucción de los fluidos vínculos entre Israel, el gobierno de Juan María Bordaberry y la dictadura uruguaya: «The political partnership between Israel and authoritarian Uruguay, 1972-1980». Fue el resultado de una investigación sobre vínculos políticos uruguayo-israelíes antes y durante el gobierno de facto (véase «Colaboraciones y silencios», Brecha, 14-VII-23). Como parte de esa labor, Leibner accedió a documentos internos de la cancillería israelí relacionados con Uruguay, que detallan el meticuloso esfuerzo de esa cartera por ganarse aliados en la política local.

«Era un modus operandi que en el caso de Uruguay empezó a operar al inicio de los años sesenta. Consistía en invitar a personajes elegidos con pinzas por Israel para visitar ese país y de esa manera convertirlos en lo que a la interna del ministerio llamaban en aquel entonces “amigos de Israel”», cuenta Leibner a Brecha. En aquellos años, las invitaciones a políticos eran siempre dirigidas al Partido Colorado, la formación más fuerte del país y con mayores simpatías por el sionismo. Todas las facciones coloradas eran agasajadas a través de invitaciones a sus integrantes: desde Alejandro Rovira y Walter Ravenna, luego ministros de la dictadura, hasta Alba Roballo, luego dirigente frenteamplista. Sobre el final de la dictadura, período durante el que continuaron los viajes, la lista se amplió hacia el Partido Nacional y ya en democracia incluyó también al FA. Los viajes gratis no se limitaban a políticos: «Durante los sesenta había todos los años una invitación a un periodista uruguayo diferente, y también se invitaba a escritores», apunta Leibner.

La construcción de lealtades seguía un mismo patrón, enfocado en las relaciones personales. «Había funcionarios de la embajada especialmente dedicados a las relaciones públicas cuya tarea era mantener un contacto personal con los visitantes que luego se sostenía a lo largo del tiempo», señala el investigador. «En la gran mayoría de los casos, quienes viajaban tenían un perfil, digamos, “sumiso”, muy colaborador. Luego del viaje se mostraban muy agradecidos, no solo por el mero hecho de haber venido [a Israel], sino también por un sentimiento que tiene que ver con amistades creadas durante el viaje.» Leibner observó que, tanto la cancillería israelí como las organizaciones aliadas, «trabajaban especialmente con el tema de la amistad, ya que entendían que la amistad, aunque fuera algo informal, creaba un compromiso fuerte».

En 1983 Israel estimaba que la dictadura tenía poco futuro. Los invitados estrella aquel año serían dos jóvenes prometedores: Luis Hierro López y Luis Alberto Lacalle. Otro joven prometedor, Tabaré Vázquez, se había beneficiado años antes de una beca académica en el Instituto Weizmann de Israel, también uno de los mecanismos habituales por los que ese país construye su red de contactos en el exterior. Vázquez desarrollaría un fuerte vínculo personal con su mentor en el Weizmann, el profesor argentino-israelí Nathan Trainin, cuyo recuerdo, unido a la nostalgia de los tiempos de juventud en Israel, lo acompañaría hasta sus últimos días, según se puede constatar en diversas declaraciones del dos veces presidente frenteamplista.

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