Una decena de militantes y exmilitantes del Partido Comunista del Uruguay (PCU) se presentó ante la Justicia para denunciar las violaciones a los derechos humanos perpetrados en el Batallón de Infantería N.o 7 de Salto. Las denuncias referían, en esencia, a los abusos perpetrados entre 1974 y 1976 contra militantes, detenidos en su mayoría en el marco de la Operación Morgan. Once años después, la indagatoria por esos hechos tuvo un avance significativo.
El fiscal Ricardo Perciballe solicitó, días atrás, el procesamiento con prisión de Ricardo Revetria, un médico militar identificado por varios testigos como partícipe de las torturas sufridas en esa unidad militar. Revetria, un reconocido médico salteño, fue imputado como coautor de los delitos de abuso de autoridad contra los detenidos, lesiones graves y privación de la libertad.
En su dictamen, al que accedió Brecha, el fiscal aseguró que el médico «fue una pieza clave en la represión desplegada en dicha unidad militar». «En efecto, en reiteradas ocasiones cooperó en los distintos interrogatorios en que a los detenidos se les aplicaban apremios físicos y tratos crueles inhumanos o degradantes no permitidos por las leyes, la Constitución ni los reglamentos. Ello, para que admitieran su participación en el PCU o en la UJC [Unión de Juventudes Comunistas]. Pues, al estar a las manifestaciones de las víctimas, era el galeno Revetria quien determinaba si el detenido estaba o no en condiciones de seguir siendo torturado por sus interrogadores», agregó.
La indagatoria judicial implicó la acumulación de seis expedientes referidos a las torturas sufridas por una treintena de militantes detenidos en operativos represivos y trasladados al batallón de Salto. Los testimonios redundaron sobre las torturas aplicadas en la unidad militar: golpizas, plantones, caballete, submarino, picana eléctrica y colgamientos.
También sobre la participación de médicos en ese proceso. Una de las víctimas denunció que un día tiraron a su lado a uno de los detenidos «hecho una bolsa de papas». «Al rato aparece el doctor Ricardo Revetria, lo auscultó, le tomó las pulsaciones y dijo: “A este hay que seguirle dando”. […] Yo lo vi clarito. Revetria era una persona conocida».
Ortilio Chácharo, militante comunista y preso político entre 1976 y 1984, dijo a Brecha que el pedido de procesamiento le trae los recuerdos de las torturas sufridas «desde el primer día» en la unidad militar, así como de los insultos y las amenazas permanentes de sus captores. Chácharo dijo no guardar rencor contra Revetria, pero que desea que «le toque lo que le toque pagar».
También dijo que recibió el pedido de procesamiento con cierta amargura porque «los torturadores de Salto han estado libres todos estos años cruzándose frecuentemente con los torturados», pero con la expectativa de que las nuevas generaciones «puedan saber que aquí en Salto también se torturó en los cuarteles». En este marco, Perciballe anunció en su dictamen la continuidad de la investigación para dilucidar la responsabilidad de dos militares en las torturas perpetradas en la unidad militar salteña.