El libro se postula como un texto narrativo que más que una novela es un ensayo, pero, antes que como un ensayo, se impone como un ejercicio de la función poética. La prosa irrumpe con una especie de musicalidad que emula la del primer libro del autor, llamado Un árbol opaco imita la intemperie (una colección de poemas en los que la lírica rasga el silencio de la memoria). En El libro para mirar fantasmas la palabra no solo construye las ausencias, sino que intenta reflexionar sobre el pasado para ordenar el discurso del porvenir.
NOMBRAR EL SILENCIO
«Mi hija me pregunta si puedo nombrar un sonido, si puedo decir y escribir un sonido que repite sin descanso.» Así comienza el texto. Nos encontramos ante un narrador –a quien, en estos límites híbridos entre la realidad y la ficción, po...
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