Esta no es una historia desconocida para nuestros lectores. En marzo del año pasado Brecha relató (véase “Periodismo ‘revolucionario’”, Brecha, 16-III-17) el conflicto que se desarrollaba entre algunos sectores del gobierno de Cuba y el periodista uruguayo Fernando Ravsberg.
Luego de casi 30 años residiendo en la isla, la defensa de un colega expulsado de su puesto de trabajo había convertido al uruguayo en blanco de numerosas agresiones. Una de ellas anticipaba consecuencias para la propia integridad física del reportero: “¡Múdate de país o ‘habla fino’!, recuerda que a tu edad los dientes no vuelven a salir y los implantes de piezas dentales son carísimos”.
La diatriba había aparecido originalmente bajo seudónimo en el blog de una periodista cubana, y fue replicada en otros sitios que se sospecha son gestionados por funcionarios del Partido Comunista. Sin embargo, ante la repulsa que originó, fue rápidamente eliminada. También la Unión de Periodistas de Cuba (Upec), el gremio oficial, apostó a pasar la página, negándose a tramitar una queja de Ravsberg por la amenaza publicada en el blog de la periodista. Los “procedimientos no le permiten (a la Upec) aceptar la denuncia de un periodista extranjero, aunque sea contra un miembro de la organización, por una amenaza como esta”, apuntaron sus directivos.
Mientras se producían tales acontecimientos, Ravsberg continuaba brindando sus servicios al diario español Público. Desde 2007 era también el autor de Cartas desde Cuba, uno de los blogs más seguidos por los cubanos de dentro y fuera de la isla. Precisamente Cartas había sido la plataforma que había empleado para arrojar luz sobre el caso de José Ramírez Pantoja, el reportero despedido por divulgar parte de los debates que se libraron durante una reunión de la Upec.
NOVENTA DÍAS. Desde hace alrededor de dos meses Fernando Ravsberg vive en una carrera contra el tiempo. Luego de que el Centro de Prensa Internacional (Cpi) le notificara que Público no lo reacreditaría como su corresponsal en La Habana, se abrió para él una cuenta de “60 días hábiles, prorrogable por 30 más”, en los que debe “actualizar su estatus migratorio”. Así lo confirmó al sitio gubernamental Cubasí el director del Cpi, Alberto González Casals.
La mencionada actualización se reduce a dos opciones para poder permanecer en el país: conseguir una nueva acreditación de prensa (que asegura haber presentado a nombre de dos publicaciones europeas) o la residencia permanente.
Ninguno de los dos trámites tiene por qué recibir una respuesta afirmativa. De hecho, según reconocía el propio implicado, los funcionarios a cargo de su caso “no saben cuánto tiempo puede tardar el trámite, y ni siquiera están seguros de que serán aprobadas”.
Su antiguo empleador puede haber sido objeto de algún tipo de presión, dejó entrever Ravsberg. Alberto González “le dio la orden a Etecsa (la empresa de telecomunicaciones cubana) de que me cortara Internet porque ya no trabajaba para el periódico Público (…) supo antes que yo que el medio no me acreditaría en 2018. Inmediatamente contacté con la dirección del periódico, la cual me confirmó lo dicho por el Cpi, no me acreditarían, pero recalcaron que podía seguir escribiendo artículos para Público. Guardo el e-mail donde me plantean esta curiosidad”, detalla el uruguayo en un post aparecido en Cartas.
MEJOR PERIODISMO. “Resulta que Ravsberg no es el más crítico de los periodistas extranjeros, pero sí el que más presiones recibe, no por lo que dice sino porque es leído. Es fácil prohibirle trabajar en Cuba, en su lugar deberían ir a la raíz del problema y preguntarse por qué llegan a él sus lectores. La solución seguramente será hacer un periodismo mejor, que problematice el país y sea creíble. El día que esto se logre, los cubanos no necesitarán buscar en un periodista uruguayo el reflejo de su realidad”, opinó, en el blog La Joven Cuba, Harold Cárdenas Lema, un profesor universitario que a comienzos de esta década fundó junto a dos amigos el conocido blog que tiene como lema “Socialismo y revolución”. “Ravsberg no es el más crítico de los periodistas extranjeros –señaló–, no es necesario coincidir con él para saber que, si logran silenciarlo, sus lectores no irán a parar a (el sitio oficial) Cubadebate sino al Nuevo Herald u otros medios de oposición. Quizás el objetivo de nuestros estrategas ideológicos sea aumentar la polarización, porque todas sus acciones desde hace un año van provocando ese efecto.”
Estas palabras no tardaron en convertirse en una referencia para la izquierda desconforme con los numerosos problemas que aquejan al país, en particular, la burocracia y la corrupción.
El accidente aéreo ocurrido a mediados de mayo en La Habana –que costó la vida a más de un centenar de personas– resulta un ejemplo icónico de cómo ambas problemáticas pueden conjugarse con consecuencias terribles. “Hay un expediente en la Seguridad Aeronáutica de Cuba donde se recomienda a Cubana (de Aviación, la aerolínea bandera de la isla) que no se arrienden más aviones a esa empresa (Damojh-Global Air, propietaria del aparato), pero se desconoció esa recomendación y volvieron a hacerlo”, publicó en su cuenta de Facebook un ex piloto con 40 años de experiencia, llamado Ovidio Martínez López.
Investigaciones emprendidas por agencias como Associated Press evidenciaron irregularidades similares en los aviones de Damojh-Global Air reportadas por autoridades de Ecuador, Guyana y México, nación esta última en la que se encuentran las oficinas centrales de esa empresa.
¿FIN DE UN CAPÍTULO? “Un avión con cuatro décadas, perteneciente a una compañía acusada de hacer malos mantenimientos, es una combinación explosiva (…). Hace falta llegar hasta el fondo en una investigación legal para descubrir por qué se contrató a esa aerolínea a pesar de todas las advertencias”, opinaba Ravsberg en un reportaje que publicó en Cartas desde Cuba a pocos días de la tragedia. Sin duda no fue bien recibido en el Palacio de la Revolución, pues casi de inmediato se aceleraron los trámites para hacer más expedita su partida.
“La Joven Cuba es un blog sobreviviente”, recuerda en su post Harold Cárdenas. Se trata de una referencia al momento en que –cinco años atrás– el actual presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, ayudó a “salvar” ese proyecto enfrentándose a quienes pretendían hacerlo desaparecer.
Con Ravsberg los acontecimientos parecen llamados a seguir otro curso. Aunque el cantautor Silvio Rodríguez lo haya invitado a colaborar con la popular bitácora digital Segunda Cita, el “capítulo cubano” de su historia depende de una autorización que pueden darle (o no) aquellos a quienes lleva años enfrentándose.