A poco más de cinco meses de asumir la presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro no logra conquistar apoyos suficientes en el Congreso para impulsar las reformas prometidas. En medio de una grave situación económica y crecientes divisiones en la interna oficialista, las masivas protestas estudiantiles de los últimos días auguran una nueva etapa de movilizaciones.
Bolsonaro se alimenta del conflicto.
Siempre lo ha hecho y eso no ha cambiado tras su llegada a la presidencia de
Brasil. Lo mueve la polémica y la agresión, y en cada respuesta parece estirar
los límites del conservadurismo reaccionario, cruzada que, junto con otros
factores, lo colocó donde está. Con algunas de sus principales banderas –como
la reforma previsional y el “paquete anticrimen”– empantanadas en el Congreso,
y con una art...
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