“Sustancia remota” en el MNAV
La mayoría de las producciones artísticas reclaman la mirada predispuesta y cómplice del contemplador. Ciertas propuestas, como la presentada por Lucía Pittaluga, la reclaman de manera excluyente y sin posibilidad de acceder físicamente al objetivo de esa mirada.
No se trata de la prohibición vigente en la mayoría de los museos de no tocar, sino de impedir grados de cercanía en el acto de mirar, y hacer que ese acto detenido devenga una forma turbadoramente “voyeurística”. Así, la mirada pasa a ser parte de la obra y no sólo un medio vinculante. Por cierto, la estrategia creativa no es novedosa. Vale repetirlo: en el arte de estos tiempos, la originalidad es un mito o una estratagema comercial. Lo importante es que la revisión de una idea resulte singular. C...
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