—Luego de tres períodos en el gobierno, el FA [Frente Amplio] volvió a ser oposición, ¿cómo lo ve en ese rol?
—El FA fue oposición más tiempo que gobierno y juntó sus fuerzas siendo oposición, pero después de 15 años de gobierno le costó ubicarse en este difícil equilibrio entre oposición responsable y oposición acérrima. Pienso que tiene tres alas de oposición: una es la parlamentaria, otra, la línea de resistencia de las intendencias frenteamplistas, especialmente en Montevideo, y una tercera que es con los movimientos sociales. Esto hoy se expresa en el referéndum por la Ley de Urgente Consideración [LUC], pero va mucho más allá. Posiblemente esa arena menos institucionalizada sea la más interesante en los próximos años, y parte de la recuperación del FA tendrá que ver con el despliegue...
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