Uno de los mayores logros de esta película1 está en su galería de personajes: imperfectos, cuestionables, a veces incluso detestables, pero siempre reconocibles. Lejos de repartir culpas o absoluciones simplistas, la historia muestra a seres humanos atravesados por miedos, frustraciones y pequeñas justificaciones que hacen comprensible su accionar. Esta ambigüedad moral funciona como motor de tensión y revela un abanico complejo de comportamientos, marcados por contradicciones internas y movilizados por las terribles dificultades que les toca enfrentar.
La noche de la desaparición confirma a Zach Cregger como una de las voces más estimulantes del terror contemporáneo. Tras el impacto de Barbarian (2022), el director regresa con una obra más ambiciosa en lo narrativo y más compleja en lo mo...
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