El pasado viernes 23 de diciembre, en ocasión del segundo sorteo anual para el otorgamiento de préstamos para construir a cooperativas, la ministra de Vivienda y Ordenamiento Territorial, Irene Moreira, anunció la rebaja de las tasas de interés aplicadas a estas, en el caso de los buenos pagadores. Se pone un fin así a una lucha de muchos años del movimiento cooperativo para lograr la aplicación de tasas sociales (aquellas que solo cubren los costos operativos y no una rentabilidad de mercado). Esa lucha tuvo un pico de intensidad a partir de 2019, cuando la Federación Uruguaya de Cooperativas por ayuda Mutua (FUCVAM) decidió, como medida de lucha, comenzar a pagar las cuotas solamente con el interés que entendía justo.
La larga montaña rusa de los intereses de los préstamos comenzó en dictadura, cuando en 1979 subieron del histórico 2 por ciento al 6 por ciento (orden de servicio 7.000 del Banco Hipotecario del Uruguay, BHU); volvieron al 2 por ciento al recuperarse el régimen democrático, en 1987 (orden de servicio 8.187 del BHU), en el primer gobierno de Julio María Sanguinetti; treparon nuevamente al 7 por ciento con la Reglamentación 1993, de ese año, cuando era presidente Luis Alberto Lacalle Herrera; volvieron a bajar al 4,5 por ciento, primero en 1997 y al 2 por ciento, finalmente, en 1998 (segundo gobierno de Sanguinetti, con el herrerista Juan Chiruchi como ministro de Vivienda), por las resoluciones ministeriales 287/97 y 232/98; y aumentaron nuevamente al entorno del 5 por ciento en la Reglamentación 2008 (resolución ministerial 540/08), en el primer gobierno de Tabaré Vázquez. Cualquier intento de encontrar una lógica en este electrocardiograma desafía a la imaginación.
La importancia de este asunto es que, para el mismo capital prestado y el mismo plazo de 25 años, el valor de una cuota al 5 por ciento es casi 40 por ciento más alto que el que corresponde al 2 por ciento. Y en una al 7 por ciento, 67 por ciento más alto.
Aunque todavía no conocemos los detalles de la resolución, de aquí en más, manteniéndose los intereses contractuales, las liquidaciones se harían con una tasa de interés de 2 por ciento, exclusivamente para los buenos pagadores: aquellos que tienen no más de tres meses de atraso en el pago de sus cuotas, lo que, salvo la adopción de medidas gremiales, en general cumplen todas las cooperativas. La resolución abarca a todas las modalidades y sería retroactiva a marzo de 2020.
En medio de tantos anuncios de cosas que se espera hacer, pero que todavía no se hicieron y todavía no se sabe cómo se van a hacer, solo cabe saludar esta resolución, que finalmente pone justicia en el sistema: en esta cuestión, como en todas las de políticas sociales, el auxilio a los más desfavorecidos no puede venir de otros un poco menos desfavorecidos, sino de los largamente favorecidos.